Revista Opinión

La inteligencia… y la elegancia consisten en elegir bien

Por Javier Martínez Gracia @JaviMgracia
LA INTELIGENCIA… Y LA ELEGANCIA CONSISTEN EN ELEGIR BIEN

   “El capricho es hacer cualquiera cosa entre las muchas que se pueden hacer. A él se opone el acto y hábito de elegir, entre las muchas cosas que se pueden hacer, precisamente aquella que reclama ser hecha. A ese acto y hábito del recto elegir llamaban los latinos primero eligentia y luego elegantia. Es, tal vez, de este vocablo del que viene nuestra palabra int-eligencia. De todas suertes, Elegancia debía ser el nombre que diéramos a lo que torpemente llamamos Etica, ya que es esta el arte de elegir la mejor conducta, la ciencia del quehacer. El hecho de que la voz elegancia sea una de las que más irritan hoy en el planeta es su mejor recomendación. Elegante es el hombre que ni hace ni dice cualquier cosa, sino que hace lo que hay que hacer y dice lo que hay que decir” (Ortega y Gasset[1]).

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    “Esa vida que nos es dada, nos es dada vacía y el hombre tiene que írsela llenando, ocupándola. Son esto nuestras ocupaciones. Esto no acontece con la piedra, la planta, el animal. A ellos les es dado su ser ya prefijado y resuelto (…) Al hombre le es dada la forzosidad de tener que estar haciendo siempre algo, so pena de sucumbir, mas no le es, de antemano y de una vez para siempre, presente lo que tiene que hacer (…) No tenemos más remedio que elegir y, por tanto, ejercitar nuestra libertad. La circunstancia —repito—, el aquí y ahora dentro de los cuales estamos inexorablemente inscritos y prisioneros, no nos impone en cada instante una única acción o hacer, sino varios posibles y nos deja cruelmente entregados a nuestra iniciativa e inspiración; por tanto, a nuestra responsabilidad” (Ortega y Gasset)[2]



[1] Ortega y Gasset: “Origen y epílogo de la filosofía”, O. C. Tº 9, pp. 349-350.

[2] Ortega y Gasset: “El hombre y la gente”, O. C. Tº 7, pp. 102-103.



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