Revista Psicología

La intrepidez del guerrero

Por Cambiopositivo
La intrepidez del guerrero consiste en abrirse, no en atrincherarse.
Pero hay mucha consistencia en su apertura.
Pueden intentar herirle, pero las heridas no le hieren, porque es como el cielo inmenso que no es diana de los dardos.
Pueden insultarle, pero no le ofende, porque es como la luna que no cae del cielo por mucho que aúllen los chacales.
Pueden injuriarle, pero permanece como el lago de aguas imperturbables.
Al no reaccionar neurótica ni desmesuradamente, conserva su energía.
Es como el bambú hueco por el que no cesa de fluir el viento.
Aprende a estar en sí mismo, desde la serenidad.
Si no aprendemos a estar con nosotros mismos, ¿a dónde podremos ir que nos sintamos bien?
El guerrero espiritual se desnuda psicológicamente para ir más allá del fardo de su psicología.
Sabe que no hay proceso sin sufrimiento, pero no genera sufrimiento sobre el sufrimiento.
¡Cuánto se sufre por no querer sufrir!
No cede a las fantasías neuróticas.
No engorda paranoicamente el ego.
Sabe estimarse de verdad, genuinamente, y ser caritativo consigo mismo, pero no precipitarse
 en la autocompasión.
Sabe que para ser hay que también no ser.
Pone los medios para poder emerger de la atmósfera de engaño que hay en su mente condicionada.
Tiene que superar adoctrinamientos, patrones de conducta,
 reacciones negativas, esquemas y condicionamientos,
 descripciones petrificadas.
LA INTREPIDEZ DEL GUERRERO Del libro  El guerrero espiritual, Ramiro Calle

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