Volvemos a la carga y como no podía ser de otra forma, lo hacemos con un artículo de opinión, la mía.
Porque es por esto por lo que se me conoce a parte de los jardines que hago con toda mi alma. Se me conoce por decir las cosas sin tapujos, sin miedos. Me gusta ser fiel a mí misma, a lo que pienso y siento. Decir mi opinión sobre temas del mundo de los jardines y del paisajismo, es parte de mi lucha para que ésta sea una profesión más respetada.
Hace varios años (me parece que en otra vida), cuando colaboré con un estudio de paisajismo, me pasó algo, como mínimo, curioso. En aquella empresa yo me encargaba de visitar a los clientes, hacerles el proyecto de paisajismo, el presupuesto de la obra y venderles la ejecución de la misma. La empresa no cobraba a los clientes por los proyectos de paisajismo, ni por las visitas y mucho menos por los presupuestos. El riesgo lo asumía enterito yo, ya que me pagaban por obra que cerraba y comisión sobre los beneficios de las mismas. Si no vendía la ejecución de la obra y creación del jardín no cobraba, y si no había beneficios (porque muchas veces en este mercado eso pasa), tampoco percibía nada. Cabe decir que yo acepté estas condiciones cuando empecé a colaborar con ellos y lo hice porque sabia que haría muchos jardines y que era cuestión de tiempo que el esfuerzo valiera la pena.
A una pareja de clientes de entonces, les encantó el proyecto de paisajismo que hice, pero el presupuesto de la ejecución del jardín ya no le gustó tanto. Esto también ocurre muchas veces, principalmente cuando hay expectativas irreales de cuánto cuesta un jardín. Allí se quedó el tema y no supe nada mas de la pareja.
Pasado unos meses dejé de colaborar con aquella empresa (eran muy malos pagadores y de nada sirve vender muchos jardines si luego no te pagan lo que te deben), y poco a poco me fui valiendo por mi cuenta. Decidí arriesgarme.
Cuando ya tenía la empresa de paisajismo en marcha y la pagina web funcionando, empecé a recibir pedidos de presupuestos y mira por dónde, uno de ellos me llamó muchísimo la atención. Era un cliente que únicamente quería la ejecución de un proyecto de paisajismo que le habían hecho y que lo había ejecutado a medias con un equipo de jardineros, pero que no había quedado como lo habían proyectado. Quería seguir con la ejecución del jardín y me pedía un presupuesto para hacerlo. Le pedí que me enviara fotos del jardín y del proyecto para echar un vistazo, porque el nombre del cliente me sonaba mucho y me habían saltado las alarmas mentales.
Cuando lo recibí, que sorpresa! Era un proyecto de paisajismo mío que su día hice cuando colaboraba con la empresa mencionada antes. Como vi que el cliente no se había dado cuenta de quién era yo, le pregunté quien le había hecho los planos del jardín y cuánto le habían cobrado por ellos. Me dijo que lo había hecho un amigo como un favor.
Ya podéis imaginar mi cara. Le dije quién era yo y le pregunté si no le daba vergüenza utilizar así un trabajo por el que no pagó nada… imaginar cómo se quedó. Pillar a la gente que se aprovecha de los demás, con las manos en la masa, es una delicia.
Eso me pasó en plena campaña anti paisajistas que no cobran por el proyecto y que no entienden que sólo perjudican a la profesión. Consiguen que no se valore nuestro trabajo y crean una falsa idea de que diseñar jardines es coser y cantar.
Aún hoy recibo emails de gente que me pregunta si cobro para hacer el proyecto, pero es bastante menos que entonces.
En aquella época escribía mucho en este blog sobre la competencia desleal entre empresas de paisajismo y jardinería (que entre otras cosas ejecutan proyectos de paisajismo sin comprobar que los clientes hayan pagado por estos planos y, al no tener que hacer el diseño, pueden abaratar costes). Creo que este es un tema que siempre vuelve a la mesa, sea de una forma o de otra.
En el caso de LA PAISAJISTA – JARDINES CON ALMA, nos hemos preparado bastante para evitar que empresas de jardinería ejecuten de forma desleal nuestros proyectos y eso lo hemos hecho de una forma muy sencilla: cobrando por el proyecto de paisajismo. Porque nos gusta que se valore nuestro trabajo.
Pero hay ciertas cosas que no puedes evitar. Hay personas por ahí que no piensan más que en ellas mismas y van a intentar aprovecharse de ti, te des cuenta o no.
Es parte de la formación como paisajista saber cómo sobrellevar estas cosas y aprender de ellas. Las decepciones y la experiencia te enseñan mucho y no sirve de nada querer quemar etapas. Hay que aprender todo esto para hacerse más fuerte y más sabio. Los errores debes cometerlos para crecer, pero jamás repetirlos. Como dijo Bertrand Rusel “para qué repetir los errores antiguos habiendo tantos errores nuevos por cometer“
Me ha pasado algo increíble estos días y me ha dejado bastante perpleja. Creo que nunca estás preparado para descubrir cómo el ser humano puede llegar a ser tan mezquino, egoísta y al mismo tiempo tan estúpido. Pero esta historia os la cuento otro día y seguro que quedaréis atónitos.
Ser paisajista es casi una profesión de riesgo, por todo lo que te puede pasar y por lo que tienes que esforzarte. Pero como todo lo que se hace con pasión es muy gratificante, y si además lo haces de forma honrada, jamás dejarás de cosechar sus frutos.
Monique Briones
La Paisajista – Jardines con Alma