La discusión sobre los orígenes se reactivó durante 1965, cuando se postularon distintas tesis que contradecían las versiones tradicionales. Según las afirmaciones un bando practicaba la herejía a través del arrianismo, doctrina teológica de origen libio que sostiene que
Cristo fue hijo de Dios, pero no es el mismo
Dios. Concluye esta hipótesis diciendo que los arrianos ganaron la lucha, dejando una
Hispania separada del catolicismo, que fue luego convertida al islam, por medio de la cultura durante el siglo IX. La fusión del arrianismo con el islam, habría originado la
cultura arábigo-andaluza en el siglo X, alcanzando su decadencia con el dogmatismo introducido por la invasión almorávide. Esta argumentación es muy cuestionada y no convence por la imposibilidad del ejército árabe de llegar a un territorio tan alejado. No se conocen testimonios que avalen estos supuestos demostrando que llegaron a
Hispania.
Expertos y escritores dedicados a la historia mantienen la afirmación, diciendo que solamente un estado es capaz de llevar adelante una invasión militar de gran envergadura, como fue la invasión a
Hispania. Según subrayan el
imperio arábigo no habría existido, sino que estaríamos hablando de tribus o pequeños caudillos, que se enfrentaron sin gobierno ni ejército. Esta idea fue acogida por los musulmanes pero las fuentes y evidencias históricas, han comprobado que los árabes, fueron quienes conquistaron
Hispania en el 711 de nuestra era.
Entre las pruebas encontramos en nuestra península ibérica, las monedas que el conquistador Musa ibn Nusayr emitió en oro. Las mismas contienen la inscripción en latín de la ley fundamental de los musulmanes, “Non deus nisi Deus” (No hay más dios que Dios), con fecha 712 y 713. Posteriormente se siguieron acuñando monedas en árabe y latín, para finalmente realizarlas únicamente en árabe. Otra prueba son los sellos de plomo y precintos que citan en su lema a los gobernantes, prueba irrefutable comparada con los escritos de la época. Los mencionados sellos han sido encontrados, cerca de lo que sería un campamento militar en los alrededores de Perpiñán, lugar desde donde se recolectaban tributos y se enviaban expediciones.
Los testimonios escritos son prueba de la conquista y tanto en Inglaterra como en
Roma los mencionaban, como consta en los documentos del redactor del
Liber Pontificalis. Abundantes Informaciones sobre la conquista, han quedado recogidas entre los años 741 y 754,
crónicas sobre los nuevos conquistadores que describen el origen y la procedencia, así como los lugares que ocupaban. La historia recoge siete décadas después las narraciones árabes y más tarde los soldados, son los encargados de conquistar la sociedad llamada árabe andalusí. No podemos olvidar que fue
Tito Livio quien redactó la llegada de las legiones romanas a Hispania. Las evidencias son irrefutables, por lo cual las dudas sobre las grandes extensiones que tenían que recorrer los ejércitos, no tienen sustento real.
La polémica permite profundizar sobe los conocimientos de estos pueblos y de la llegada de los árabes a nuestras tierras. Estudiosos de la
historia andaluza, han llegado a estas conclusiones con los datos investigados sobre las estructuras políticas y culturales visigodas, que han permanecido en varios documentos hasta nuestros días. La gran migración de la
nobleza visigoda, ha sido recogida en las crónicas de la reconquista en textos antiguos, defendiendo la vinculación con los reyes godos. La
cultura árabe ha quedado plasmada en los monumentos históricos, que demuestran la herencia cultural recibida en España, un proceso en el tiempo que muestra el contacto entre cristianos y musulmanes.
Las grandes conquistas de la antigüedad, no contemplan argumentos sin bases documentales. Las teorías que dicen que los árabes no llegaron a invadir
Hispania, no tienen fundamentos sólidos y son irracionales porque las pruebas demuestran lo contrario.