Revista Cultura y Ocio

La invención de Hugo Cabret, de Brian Selznick

Publicado el 24 enero 2013 por Cris @estanteriaazul

“Había entrado en una sala oscura y, en una pantalla blanca, había visto como un cohete se clavaba al ojo de la luna. Su padre le dijo que nunca había experimentado nada parecido: era como si viera sus sueños en plena luz del día.”

Traducción de la edición catalana (editorial Cruïlla)

hugoHuérfano, relojero y ladrón, Hugo vive entre los muros de una ajetreada estación parisina de ferrocarriles. Si quiere sobrevivir, nadie debe saber de su existencia.  Sin embargo, un día tiene un descuido y es descubierto por una excéntrica chica, amante de los libros, y por un viejo y amargado juguetero. Y ya nada será como antes.

Un críptico dibujo, un valioso cuaderno de notas, una llave robada, un autómata y un mensaje oculto del difunto padre de Hugo son algunas de las claves de un intrincado misterio.

Con 284 páginas de ilustraciones originales y combinando elementos de los álbumes ilustrados, las novelas gráficas y el cine, Brian Selznick expande los límites del concepto de novela, creando una nueva experiencia lectora.

Conocí la historia de Hugo cuando tuve la ocasión de ver su adaptación cinematográfica, de la cual me gustó la manera en que el autor relacionaba a un niño huérfano con el séptimo arte. Desde entonces, he querido leerla pero no fue hasta hace unas semanas que me animé finalmente. Es más, os aseguro que fue mi última lectura del año ya que la terminé una hora antes de la uvas.

La característica más palpable que diferencia La invención de Hugo Cabret de otros libros es la manera en la que la historia llega a los lectores. No es exactamente una novela así como tampoco es un álbum ilustrado sino una mezcla de ambos que se complementan a la perfección. La escritura de Brian Selznick está muy cuidada y ha sabido reflejar muy bien la vida, nada fácil, de Hugo,  con un propósito muy claro: arreglar el autómata. Al principio Hugo y yo no congeniamos bien. Entendía que fuera tan desconfiado pero llegó un punto en que tenía que contar sus problemas y no lo hizo. No porque no tuviera con quién, contaba con la ayuda de Isabelle y del dueño de la juguetería de la estación. Afortunadamente esto cambia cuando más avanzaba y a mitad del libro ya pude disfrutar plenamente de la historia (curioso que me pasara lo mismo con la película).

La ambientación recae no sólo en las descripciones de Selznick sino también en las ilustraciones que complementan el texto. Me ha parecido increíble que unas imágenes a lápiz, a simple vista sencillas, tengan muchísimos detalles y lleguen a transmitir tanto. Sin ellas no sería la historia que es. No sólo han reflejado el Paris de los años 30, sino también los sentimientos de Hugo, de Isabelle y del dueño de la tienda de juguetes.

invención de hugo

Os animo a ver sus ilustraciones en cualquier librería.

Como ya he comentado más arriba, lo que más me ha atrapado y me ha encantado ha sido de la mitad hacia el final porque todo lo anterior comienza a tener sentido, porque se narra una historia maravillosa sobre los inicios del cine. Es duro no poder explicar qué es lo que hace tan especial este libro, porque es un libro singular, diferente y único; eso nadie me lo puede negar.

Para acabar, me autocito de cuando comenté la película –que por cierto, después de leer el libro admito que fue muy fiel- puesto que pienso lo mismo del libro: “la historia que muestra es humana, misteriosa y mágica. Humana porque la vida de Hugo no es nada fácil, (...)está completamente solo; misteriosa por el autómata y la llave y lo que en su interior se esconde; y mágica por lo que transmite cuando habla sobre el cine.”

www.lainvenciondehugocabret.com

Brian Photo Brian Selznick se graduó en la Escuela de Diseño de Rhode Island. Con su primer libro, The Houdini Box, obtuvo una notable repercusión entre la crítica y el público, así como dos premios, el Texas Bluebonnet y el Rhode Island de literatura infantil. Sus trabajos en The Dinosaurs of Waterhouse Hawkins, Walt Whitman: Words for America y en Amelia and Eleanor Go for a Ride también le valieron numerosas distinciones, entre ellas la Caldecott Honor, el ALA Notable Book y el Booksense Honor Book.


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