Por Patricia O (Patokata), desde Uruguay"Sentía su aliento en el cuello, se le erizaba la piel solamente de imaginar sus labios tan cerca.
Sin tocarse, frente a frente, con los ojos cerrados y el gemido a flor de piel; con la ropa puesta y aún en la puerta de calle... era el preludio de la noche de amor que estaban prontos a vivir urgentemente".
Sus pezones estaban erectos cuando terminó de escribir ese nuevo párrafo en el computador, sus labios estaban a punto del jadeo.Cuando se levantó de su asiento aún sentía el aliento del personaje masculino entibiándole la cara...