Esta vez seré consecuente y de verdad que es la última historia de Charlie Parker que leo. Llevo ya varias novelas diciéndomelo pero luego se me olvida cuando salen.
Cuerpos que se consumen pero no mueren, espíritus migratorios, Creyentes, Ángeles caídos. Así dichas, cosas a las que ni me acercaría, pero que en las historias de Connolly pasan bien, o pasaban bien. Otra vez el espeluznante Brightell, el rabino Epstein y El Coleccionista. Y, por supuesto, sus amigos Louis y Ángel.
Pero ya hace muchos libros que todo suena a lo mismo. Connolly sigue exprimiendo un pozo seco hace ya tiempo.