Las personas con ansiedad social terminan atrapadas en un círculo vicioso cuya raíz es el rechazo de su propia condición.
Sentir ansiedad en situaciones sociales puede convertirse en la mayor de las torturas psíquicas que podamos experimentar como seres humanos, y no solo eso, sino que la ansiedad social llega a ser el mismo centro de nuestras vidas e influir en todas nuestras decisiones. Cosas tan sencillas como evitar encontrarte con personas que conozcas o cosas tan importantes como rechazar un trabajo que exija la constante interacción con otras personas. Ya no somos nosotros quienes tomamos las decisiones. Ahora somos esclavos del miedo a sentir ansiedad.
Puede que desde hace tiempo sepas que tienes ansiedad social, pero no lo has aceptado. Muchas personas se encuentran en esta situación, pues la lógica que utiliza la negación es: “si no lo acepto, no existe”. “Si no lo acepto, no lo tengo”. Obviamente esta es una lógica inconsciente e irracional. Negar nuestras cualidades y defectos sólo entorpece el camino a la recuperación. Pues tenemos que dejar algo en claro: la ansiedad puede desaparecer o reducirse a niveles muy pequeños con una correcta intervención. El hecho de negarla sólo alarga la tortura.
La ironía es que la ansiedad no se convierte en el verdadero problema, sino el rechazo a la ansiedad. Comenzamos a sentirnos ansiosos por estar ansiosos y esto tiene que ver con la negación.
Veamos cómo funciona el mecanismo que alarga y perpetúa la ansiedad social:
- Sentir ansiedad debido a un evento o situación social
- Volverse demasiado autoconsciente de la situación
- Rechazar la ansiedad
- Tratar de no parecer ansioso
- Sentir más ansiedad
- Evadir la ansiedad que se rechaza (escapar, distraerse, desahogarse en adicciones)
- Sentir más ansiedad
La ansiedad se intensifica, pero la única razón por la que se intensifica y se vuelve más compleja es por el rechazo. Este rechazo no suele ser consciente ni voluntario. Actúa sin que te des cuenta y pronto estás atrapado en tu peor pesadilla.
Es normal sentir ansiedad. Si sabes cómo manejarla no llegará más lejos que sentir incomodidad que poco a poco perderá intensidad. En cambio, si automáticamente rechazas la ansiedad y tratas de ocultarla, el dolor psíquico se irá agudizando hasta niveles insoportables. Pero recuerda, la ansiedad original no te causó tal dolor psíquico, sino la ansiedad que viene del rechazo a uno mismo.
Prueba hacer un ejercicio esta semana: cuando comiences a sentirte ansioso frente a una situación social, en tu interior reconoce que te estás sintiendo ansioso, acéptalo y no trates de ocultarlo. Puedes decirte “Me siento ansioso y eso está bien. Es parte de quien soy”.
Si aceptar tu condición te es de ayuda, considera seguir por este camino. Descubre tu ansiedad. Investiga en foros y artículos los síntomas. Si sabes cómo funciona tu ansiedad, te será más fácil trabajar con ella. Rechazar tu ansiedad es pelear en la oscuridad sin saber quién te está golpeando. Sólo si enciendes la luz sabrás qué hacer.