Revista Opinión

La isla de las emociones

Por Campblog
La isla de las emociones
Cuentan que en una isla vivían todas las emociones humanas, vivían ahí la Misericordia, el Miedo, el Amor y el Odio, vivían también la Sabiduría, el Conocimiento, la Previsión, la Vanidad y la Tristeza, todas vivían en esa isla. 
Un día, la Sabiduría reunió a todos los habitantes de la isla y les dijo: –Señoras  y Señores, tengo una mala noticia que darles: La isla se hunde, esta isla va a desaparecer para siempre y aquellos que no la abandonen desaparecerán también del corazón del hombre por toda la eternidad–
Todos se angustiaron y preguntaron: –Pero estas segura Sabiduría, no puede haber error– La Sabiduría dijo: –No, yo nunca me equivoco– Todos: –Y entonces que hacemos– La Sabiduría contesto: –Bueno, ustedes deberías dedicarse a construir algún barco o un bote, una balsa que los lleve hasta la isla lejana, la Previsión y Yo ya hemos construido un avión y a penas termine de decir esto volaremos a la otra isla–
Y así fue, llevando como polizón al Miedo que como no es sonso ya se había escondido en el avión, la Sabiduría y la Previsión volaron de la isla, y todos se dedicaron a construir alguna manera de dejar el lugar, nadie quería desaparecer para siempre, todos menos el Amor, porque el Amor pensó: –Como dejar este lugar, después de tantas cosas vividas, después de tantas cosas sentidas– y volvió a subir a cada árbol y a oler cada flor, y fue hasta la playa y se revolcó en la arena como tantas veces había hecho, penetro en cada cueva, en cada rincón de la isla y en un instante prefirió pensar que quizás la isla se hundía por un momento, pero luego resurgiría y volvería a ser la isla que Él había conocido, pero como respuesta, la isla de un cimbronazo se hundió bastante más, y el Amor se dio cuenta que por no construir un barco iba a desaparecer, el Amor iba a desaparecer para siempre, así que fue hasta la bahía, el lugar más elevado de la isla, pensó en pedir ayuda a alguno de sus compañeros y compañeras, y vio venir el barco de la Riqueza, un barco enorme y lujoso, le dijo: –Riqueza, soy yo el Amor, te acuerdas de mí, sálvame no tengo barco–  La Riqueza le dijo: Yo te salvaría, pero la verdad es que tengo el barco lleno de riquezas, lleno de oro, lleno de joyas, lleno de dinero, y no hay espacio para ti– y se fue. Y el Amor vio venir el barco de la Vanidad, un barco lleno de telas de colores y de luces, y le dijo: –Vanidad, Vanidad, sálvame– La Vanidad le dijo: –Yo te salvaría, pero mira tú aspecto, estas todo sucio y lloroso, afearías mi barco, no, no quiero llevarte conmigo– y se fue. Y por fin vio pasar un bote bien pequeñito, el bote de la Tristeza, le dijo: Tristeza, hermana sálvame– La Tristeza le dijo: –Te llevaría de buen grado, pero estoy tan triste que prefiero estar sola– y se fue.
El Amor se sentó a llorar, no quería privar al mundo de sí mismo, y entonces escucho de pronto a alguien que lo chistaba, giro la cabeza, y vio a un viejito que le hacía señas de que se acercara, el Amor se acercó y le dijo: –Por favor, no hice barco– El viejo le tapó la boca y le dijo: –Sube, yo te comprendo, yo te salvo– El Amor subió al bote del viejo y empezaron a remar para alejarse de la isla que unos minutos después termino de hundirse, el Amor se dio cuenta que gracias a ese viejo se había salvado, que el Amor iba a seguir existiendo en el universo gracias a ese viejito. 
Llegaron a la otra isla y sin decir una palabra el viejo despareció, el Amor se cruzó con la Sabiduría y le dijo: –Oye, me ha salvado un viejo al que yo ni siquiera conozco, ¿quién es? – Y entonces la Sabiduría le dijo: –Ese viejo es el Tiempo, porque el Tiempo es el único que puede salvar al Amor que sufre una pérdida.
Una reflexión del autor Jorge Bucaypara ¡Consuela a mi Pueblo! BlogLa isla de las emociones

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