Una isla perdida en el mar del Norte... El temporal se cierne sobre St. Kilda y casi todos han huido en el último ferry. No quedan en la isla más de cincuenta personas, entre ellos Carmen, una mujer española que trabaja en el pequeño hotel local, y un puñado de pescadores. Serán ellos quienes encuentren un misterioso contenedor metálico junto a los acantilados.
Una extraña caja traída por las olas... A través de unos personajes llenos de matices y secretos, atrapados en el corazón de la tormenta, Mikel Santiago nos plantea la pregunta que sobrevuela cada página de la novela...
¿Hasta dónde estarías dispuesto a llegar para sobrevivir?
Edición: 1ª ed.
Publicación: Madrid: Ediciones B, 2018
Descripción física: 560 p.; 24 cm.
ISBN: 978-84-6666-408-0
CDU: 821.111-31"20"
Signatura: N SAN isl
Precio: 19,85 euros en Casa del Libro.
Ya había oído antes hablar de Mikel Santiago, pero no ha sido hasta ahora que he tenido ocasión de leer una de sus novelas, de la que #SoyYincanera ha organizado una lectura simultánea. A priori la historia me llamó la atención; la trama me resultaba muy tentadora y además era la ocasión perfecta para estrenarme con este autor, al que, después de esta historia tan trepidante y que me ha mantenido en vilo prácticamente todo el tiempo, ya tengo claro que seguiré leyendo.
Mikel nos cuenta una historia que en realidad son dos; dos historias que acaban confluyendo inevitablemente. Por un lado, un avión militar en misión especial transporta a diez personas, que sobrevuelan el mar del Norte acompañadas de La Caja, un misterioso contenedor blindado, con numerosos sistemas de seguridad, incluidos paracaídas y flotadores, pero del que casi nadie sabe lo que en realidad contiene. Y por otro lado, en la isla escocesa de St. Kilda, también situada en el mar del Norte, sus habitantes se preparan para la terrible tormenta que se avecina. Entre ellos se encuentra Carmen, una española que lleva algún tiempo trabajando en el hotel de la localidad; la mayoría de vecinos han tomado el último ferry para dirigirse al continente, ya que son fechas navideñas y casi todos tienen planes con sus familias, o bien han decidido alejarse de la isla hasta que pase la tormenta. Pero Carmen, que huye de algo que ha ocurrido en su vida y quiere estar lo más lejos posible de casi todo el mundo, prefiere quedarse en St. Kilda con Amelia Doyle, su jefa y dueña del hotel; total, no sería la primera vez que las previsiones meteorológicas son demasiado alarmistas y a lo mejor las advertencias se quedan prácticamente en nada... Sin embargo, finalmente las previsiones se cumplen y la tormenta no sólo llega a la isla sino que además es bastante peor de lo que todos habían imaginado. El avión militar acaba cayendo a las heladas aguas y sólo uno de los miembros de la tripulación consigue salvarse; se trata del sargento Dave Dupree, que falla en su intento de destruir La Caja, tal y como le habían indicado sus superiores que debía hacer si las cosas salían mal. Así, ambos acabarán llegando a las costas de St. Kilda, aunque lo harán cada uno por su lado, en un caso de forma bastante más accidentada que en otro.
Los habitantes de la isla, finalmente y como se preveía, se quedan incomunicados; no se sabe cuánto durará la tormenta, ni cuándo será posible volver a coger un ferry o, más aún, volver a la normalidad, sobre todo después de que unos pescadores encuentren La Caja y la arrastren hasta la costa porque, como dicen ellos, lo que rescatan las redes de pesca pertenece por derecho propio a los pescadores. Nadie sabe lo que contiene La Caja, nadie sabe cómo abrirla, pero inexplicablemente todos están seguros de que ese contenedor será la solución a todos sus problemas; y es que parece tener vida propia... De hecho, desde el mismo momento en el que la misteriosa caja llega a la isla y la esconden en un cobertizo, todas las personas que están en la zona comienzan a escuchar voces y a tener sueños que parecen de lo más reales, e incluso algunos se quedan en un estado medio catatónico, como si estuvieran profundamente dormidos. ¿Es La Caja la que provoca todo esto? No lo sabemos, pero sí somos testigos de la transformación que irán sufriendo todos los isleños, sin excepción; y también, desde luego, de las luces y sombras que rodean a cada uno, sobre todo de las sombras. Y es que el autor ha sabido retratar de una forma magistral cómo todos se van transformando, de una manera que a veces hasta da miedo.
Por supuesto, además de Carmen y Dave (que cuenta en primera persona los capítulos dedicados a él mismo), que son los personajes principales, descubriremos poco a poco a todo un elenco de gente, desde los más majos y entrañables como la propia Amelia; Didi, la mejor amiga de Carmen en aquellos parajes; Bram, que parece que lleva toda la vida enamorado de Amelia; e incluso Dave, que es de los típicos hombres con los que no te importaría correr todas las aventuras que hiciera falta, porque sabes que a su lado tendrás siempre la seguridad de que no te podrá ocurrir nada malo; y también los hay un poquito menos majos, como la familia Lusk, por ejemplo. Aunque como no es plan de descubrirlos aquí a todos, creo que lo mejor es acercarse a ellos leyendo la novela, porque desde luego estoy segura de que la mayoría de ellos os sorprenderá. Incluso la dichosa Caja, porque al fin y al cabo es como si fuera uno más de todos estos personajes, que pasarán los días extrañamente juntos en una isla que cada vez se hace más inhóspita.
La forma en la que iremos conociendo a los personajes será precisamente a través de un recurso que a mí me ha parecido de lo más adecuado: cada capítulo estará narrado desde el punto de vista del personaje en cuestión, aunque ya mencionaba que el único que nos cuenta los hechos en primera persona es el sargento Dupree. Y la forma que tiene Mikel de narrar las cosas es simplemente genial; a mí desde luego me atrapó desde el primer momento, porque no nos deja un respiro prácticamente durante toda la novela. Consigue situarnos perfectamente en esa atmósfera opresiva que se respira en la isla, en ese miedo o asco o rabia o incluso indiferencia que sienten unos personajes por otros; la verdad es que para mi gusto la historia está muy bien contada, y de hecho es todo tan gráfico que no me estaba costando nada imaginarme no ya dentro del propio libro sino de incluso una película, de las que te mantienen pegado al sofá con el corazón en un puño, sufriendo por lo que intuyes que está a punto de pasar, o por lo que ya tienes claro que es inevitable que pase... Y sin duda a ello contribuyen los capítulos, que son muy cortos y con un ritmo muy trepidante; leerás la novela casi sin darte cuenta, y al mismo tiempo no querrás que se acabe tan pronto.
Como siempre, no quiero terminar esta reseña sin dar las gracias a la iniciativa #SoyYincanera, de Kayena y Carmina, que me han descubierto a un autor al que seguiré la pista a partir de ahora; y por supuesto, dar las gracias también a Ediciones B por el ejemplar que me ha facilitado.