♦Para jóvenes de todas las edades♦
“Quince hombres tras el cofre del muerto,
¡oh, oh, oh, y una botella de ron!
Pero un solo hombre de la tripulación sobrevivió
de los setenta y cinco que se hicieron a la mar.
La bebida y el diablo se llevaron el resto,
¡oh, oh, oh, y una botella de ron!”
Cubierta de: ‘La isla del tesoro’
Esta saloma fúnebre resuena a lo largo de toda La isla del tesoro y nos lleva directamente al centro de la novela.
La edición que ha preparado Penguin Clásicos es sencillamente excelente. La introducción y los apéndices están escritos por John Sutherland máxima autoridad en literatura victoriana y célebre anotador stevensoniano, traducidos para la ocasión por Ignacio Gómez Calvo; y para la novela se ha acudido a la traducción de Jordi Beltrán. Todo un lujo.
En el texto de La isla del tesoro hay elementos que desafían una simple nota al pie de página y por muchas vueltas que les demos siguen siendo insolubles… aunque fascinantes. A continuación os cuento unas cuantas.
La esposa negra de John el Largo se menciona en dos ocasiones pero no se la ve nunca, ni siquiera en la extensa escena que tiene lugar en Bristol en la taberna El Catalejo (Capítulo 7). Es de suponer que se encuentra en la cocina, fregando jarras. ¿Como acabó Silver con ella? ¿Fue, tal vez, un botín de un barco negrero que el Walrus capturó en alta mar? ¿La compró en el mercado de esclavos de Savannah? Bueno, una cosa está clara, y es que Silver confía en ella sin problemas ya que es la que cuida de sus ahorros ilegítimos. Ella es la que vende El Catalejo, lo que hace pensar que es muy competente y socia plena del negocio.
¿Por qué Stevenson no ahorca a John Silver el Largo? Desde la primera edición los lectores se quejaron de que Silver salga impune y pueda irse a vivir holgadamente con su mujer y su loro de las ganancias ilícitas. En el curso de la novela somos testigos de tres brutales asesinatos cometidos por este personaje. ¿Por qué Stevenson no envía al autor de esa masacre al muelle de las ejecuciones, como se merece?
Otra más. ¿Quien fue el dueño del loro antes de John Silver el Largo? en la página 128 ne dice: “Ha navegado con England, el gran capitán England, el pirata. Ha estado en Madagascar, y en Malabar, en Surinam, en Providencia y en Portobello. Estuvo presente cuando el rescate de los galeones cargados de plata que habían sido echados a pique. Allí fue donde aprendió eso de los pesos duros españoles.”
Y la última que os cuento es sobre el imposible Currículum Vitae de John Silver el largo, pues en el capítulo 11 mientas incita al motín a bordo de la Hispaniola rememora su vida en el mar. Pero he decidido no contaros más. Si queréis saber más tenéis que leer el libro. No os defraudará.
Una sinopsis rápida nos la da la propia editorial en su página web cuando dice: Jim Hawkins regenta, junto a sus padres, la posada Almirante Benbow. Su vida discurre tranquila entre la barra y las mesas hasta que, un día, un viejo marinero entra en su fonda acarreando un pesado secreto… De la noche a la mañana el joven Jim se encuentra en la cubierta de la Hispaniola, rodeado de rudos marineros, agasajado por un misterioso cocinero cojo, ansiosos todos ellos por encontrar el codiciado tesoro del capitán Flint.
Lee y disfruta de un fragmento de la novela.
Robert Louis Stevenson en 1893 por Henry Walter Barnett
El autor:
Robert Louis Stevenson (1850-1894) nació en Escocia. Su natural enfermizo propició una infancia dedicada a la lectura y la invención de historias. Hijo y nieto de constructores de faros, estudió derecho en la Universidad de Edimburgo. A partir de los veintiséis años, empezó a viajar en busca de climas más benignos para su tuberculosis. Se casó con una mujer mayor que él, Fanny Osbourne, divorciada y con hijos. Entre sus libros más célebres hay que citar el inmortal La isla del tesoro (1881), La Flecha Negra (1883), El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde (1886), El señor de Ballantrae (1889) o Cuentos de los mares del Sur (1893). También fue autor de sencillos y memorables versos. Pasó los últimos años de su breve vida navegando por el Pacífico Sur, hasta que recaló en Upolu, una de las islas Samoa, donde se construyó una casa en la que, a los cuarenta y cuatro años, murió de un ataque cerebral. Los aborígenes de la isla, que le habían bautizado con el nombre vernáculo de Tusitala («contador de historias»), velaron su cuerpo durante toda la noche. Está enterrado en el monte Vaea, frente al mar.
El libro:
La isla del tesoro (título original: Treasure Island, 1883) ha sido publicado por la Editorial Penguin Clásicos. Traducción de Jordi Beltrán. Introducción de John Sutherland. Encuadernado en rústica, tiene 356 páginas.
Cómpralo a través de este enlace con Casa del Libro.
Como complemento pongo la película completa basada en el libro La isla del tesoro.
Para saber más:
http://robert-louis-stevenson.org/