Si no fuera que matan todo lo que pueden las amenazas etarras inspirarían solamente algún sarcasmo tras declararle la guerra a casi el cien por ciento de los españoles, incluido el hoy tibio nacionalismo izquierdista del BNG gallego y la UE.
Sus últimas coacciones ante la ilegalización de Batasuna, su maquinaria de agitación y propaganda, agitprop, no son más alarmantes que las anteriores porque seguirán matando igual; lo más chocante es que realmente Eta no es una organización política, como dice, sino una febril secta religiosa nacida en fértil tierra misionera.
Quiere iniciar una yihad patriótica, una guerra santa siguiendo más a Bin Laden que a sus inspiradores primigenios, Sabino Arana, por un lado, y Lenin, Stalin y Fidel, por el otro.
Las amenazas de Eta plagian al Corán, 2-186 cuando manda destruir “a los que combaten contra vosotros... Matadlos donde los encontréis, arrojadlos donde os arrojan... Si os combaten, matadlos; esa es la recompensa de los que no creen... Matadlos hasta que no haya persecución”.
Eta exige ahora conversión, entrega a los sacerdotes batasunos del Alá abertzale: quien los prive del culto poniéndolos fuera de la ley, deberá morir.
Pero también se exterminará a quienes duden de su misión divina absteniéndose en la votación sobre la ilegalización, como anunció que hará el BNG, ex-aliado de Batasuna: su frialdad también merece castigo por traición y herejía.
La sura coránica 2-186 dirige tanto la yihad de Bin Laden como la guerra santa de Eta.
Puzzle Bobble
Karate Blazers
Puzzle De Bloques
Magical Cat Adventure