En plena vorágine de libros de temática lovecraftiana, la autora irlandesa sorprende con una novela que rinde homenaje al terror más clásico.
India Morgan Phelps (Imp, como la gusta llamarse) vive en Providence (el pueblo del que era oriundo H.P. Lovecraft) le gusta pintar y escribir, sobre todo como terapia. Su psiquiatra se lo ha aconsejado para canalizar las embestidas de su esquizofrenia hereditaria que se llevó por delante a su madre y a su abuela. Aquejada de la misma dolencia, India logra cierta estabilidad gracias a la medicación y a la presencia de Abelyn, su novia. De esta forma, su vida transcurre con cierta placidez entre su trabajo en la tienda de material artístico y su obsesión por ciertos temas relacionados con el mar. Sin embargo, una noche se encontrará con Eva Canning, una joven desnuda en la cuneta de una carretera y se la llevará a su casa. Este encuentro pondrá patas arriba todo el mundo que India encontraba cómodo y confortable, llevándola a plantearse qué es verdad y qué es producto de su mente. La Joven Ahogada (Editorial Valdemar) toma su nombre de un cuadro que obsesiona a su protagonista. En esta primera parte del libro, las obsesiones de Imp están centradas en el mar. Leyendas sobre las que una joven que invita a ahogarse a todos aquellos que se encuentran con ellas o sobre los cantos de sirena, que obligaron a Ulises a atarse al mástil de su barco para no caer preso de su magia. Sobre sectas que adoraban a extrañas criaturas y que acabaron introduciéndose en el mar para morir. Sobre Virginia Woolf, suicida y escritora, que se llenó de piedras los bolsillos antes de sumergirse en el río Ouse. De hecho, Imp lo ilustra mostrando uno de los relatos que ha vendido y que trata sobre la obsesión con las sirenas. De su encuentro con Eva y su obsesión con el mar. La segunda parte del libro, la que Imp no sabe si ocurrió o no, nos muestra el punto de vista de una Eva víctima, obsesionada con el mito del hombre lobo y de Caperucita Roja y siendo utilizada como modelo por el malsano artista Albert Perrault, para representar el cuerpo de Elisabeth Short, también conocida como la Dalia Negra. Ambos puntos de vista, que nos presentan a Eva como víctima y otro como verdugo, se van desgranando lentamente en la historia de Imp, que está escribiendo ante nuestros ojos. Se trata de un cuento de fantasmas que se aleja de los convencionalismos de la literatura de terror. Si bien puede recordar a Lovecraft por su obsesión con el mar y sus criaturas, posee una carga sexual ajena al escritor de Providence. Por otro lado, el tema de la locura y la enfermedad mental abre muchos caminos en la historia y deja al lector verdaderamente intrigado. Un libro que se propone definir el concepto de fantasma y trasladarlo del mundo de los muertos al de nuestras propias obsesiones.