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(Viñeta de hoy en la edición valenciana de El Mundo)
Siete años de lucha tenaz cargada de dignidad y ejemplo parece que ya empiezan a dar frutos. El pasado día 20 de este mes, la audiencia provincial exigía la reapertura de la investigación del accidente de metro ocurrido en Valencia el 3 de julio de 2006 y que provocó la muerte de 43 personas y heridas a otras 47.
Nueve folios tiene la resolución en la que se carga muy duramente contra la "investigación" llevada a cabo por la jueza Nieves Molina, la cual archivo la causa en dos ocasiones. En esa misma resolución se habla de que se debe agotar todas las posibilidades para buscar la verdad en un suceso como éste (¿de qué me sonará eso?); que "lo bien cierto es que la vida y las limitaciones que ella conlleva -y la muerte en mayor medida- necesita de una respuesta adecuada, respetuosa, objetiva, independiente y proporcionada por parte de la Administración de Justicia, personalizada en la actuación de jueces y magistrados, que han de intentar por todos los medios satisfacer, en la medida de sus posibilidades, a los ciudadanos que acuden a la misma, solicitando ni más ni menos que Justicia".
La resolución se basa en diversos hechos. Por un lado, los accidentes previos (que FGV negaba) sufridos por la unidad accidentada. Se insta a declarar a mecánicos y maquinistas implicados en dichos accidentes. También habla de un posible fallo en los frenos que no se investigó en su día. Se pide investigar, igualmente, el desprendimiento de los cristales de las ventanas, que fue lo que provocó el gran número de víctimas en el accidente.
Aunque, ¿de verdad Siemens puede dar información técnica sobre los marcos y los cristales, cuando los fabricantes fueron CAF y Macosa?
Otro de los puntos en que hace hincapié la resolución es las balizas de frenado, aunque de una forma bastante ligera que espero que sea ampliada en el futuro (que miren hacia el director de FGV en Alicante, vamos).
Echo de menos, eso sí, que se inste a investigar la toma de datos de la caja registradora de eventos (lo que comúnmente se conoce, de forma errónea, como caja negra) u otros factores que pudieron influir en el accidente (independientemente de que se demuestre después que provocaron o no el accidente). Y también que no se hable de la manipulación política en la infame comisión de investigación de Les Corts.
La Justicia llega siete años tarde. Más vale tarde que nunca, suelen decir. Y esperemos que sea así, que una nueva investigación ayude a esclarecer lo que realmente ocurrió en aquel túnel aquel 3 de julio de 2006. Aunque será difícil: la mayor parte de las pruebas han sido destruidas (la unidad accidentada, los datos originales de la caja registradora...) y alguno de los responsables, incluso, ya han fallecido, como es el caso de García Antón. Pero bueno, habrá que intentar ser optimista, aunque sea por una vez y confiar en la Justicia (recalco el "por una vez"). Aunque sea para pensar que siete años de lucha pueden dar, por fin, resultados positivos.