Revista Opinión

La juventud de Cristo

Publicado el 22 agosto 2011 por Albertorm

La juventud de Cristo Alojamiento gratuito en casas de familias madrileñas, pabellones e institutos, fruta gratis donada por empresas mayoristas hortofrutícolas, entrada gratuita a museos con visitas guiadas incluidas, reducción del precio del abono transporte en un 84% (mientras el billete sencillo sube en un 50% para el ciudadano madrileño), expedición gratuita del visado (que cuesta 60 euros), menú especial en el mismísimo hotel Palace de Madrid... Son solo algunos de los privilegios de los que han gozado los peregrinos que han participado en la jornada mundial de la juventud. Habrá quien piense que merece la pena ser peregrino, aunque solo sea por unos días, para escuchar al Papa pedir que se ahonde en la "radicalidad cristiana" para contrarrestar el "eclipse de Dios". Desafortunadas palabras si miramos al joven "radical ultracatólico" detenido por planear el gaseamiento de los manifestantes laicos, hipocresía para quienes consideramos que la Iglesia, ocultando o silenciando sus crímenes, ha eclipsado a Dios.

Leía estos días la historia de un niño enfermo de cáncer que entregó al Papa una carta con una pregunta: "Santo Padre, ¿por qué Dios, si es bueno y omnipotente, permite enfermedades como la mía en personas inocentes?". Benedicto XVI se comprometió a contestar en cuanto regrese al Vaticano. Me pregunto qué y cuándo le contestaría Cristo a este niño; qué les diría a todos aquellos que emplean su dinero para organizar actos en los que puedan verle en persona mientras millones de seres humanos no tienen un techo bajo el que cobijarse o mueren de hambre y de sed; qué sentiría al contemplar toda la piedra, el mármol, el oro, la plata y las piedras preciosas con las que se le venera; qué respondería a Benedicto XVI, conociendo los pecados del Vaticano, al escucharle decir que "no se puede seguir a Jesús sin seguir a la Iglesia. La Iglesia no vive de sí misma, sino del Señor". Sin duda, un gran negocio. Hemos visto a la juventud del Papa en Madrid. ¿Dónde está la juventud de Cristo? Seguramente donde más se la necesita.


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