Imagen: elhierroenlared.com
No podía ser de otra manera. Lo que aquí pasa, no sucede en ninguna parte del mundo conocido; y puede que tampoco ocurra en el mundo que nos queda por conocer. Les hablo del hallazgo del físico y profesor del Departamento de Edafología y Geología de la Universidad de La Laguna, Antonio Darwich (creo que no guarda parentesco alguno con Charles Darwin), a través del cual ha dado a conocer que las piedras provenientes del la erupción del volcán de El Hierro se sitúan entre las más radiactivas del mundo.
Imagínense ustedes la cara que se les habrá quedado a los habitantes de tan bonita isla tan solo de pensar que han estado conviviendo con piedritas radiactivas sin tener conocimiento alguno. Según Darwich, las restingolitas, llamadas así cariñosamente por todos, contienen torio (nada que ver con el típico astado español) y uranio (nada que ver con el planeta), en cantidades suficientes como para convertirlas en las rocas más radiactivas del mundo.
Pero los herreños no son los únicos desconcertados con todo esto. ¿Recuerdan ustedes que el presidente del Gobierno de Canarias le regaló un par de ejemplares de estas rocas a los Príncipes de Asturias D. Felipe y Dña. Letizia? Pues imagínense el revuelo que tiene que haber en la residencia de los Príncipes de Asturias y el disgusto que se habrá llevado la señora de la limpieza que a buen seguro habrá tocado las “radiantes” rocas en más de una ocasión para quitarles el polvo.
Sobre los efectos que habrán causado en el presidente canario poco sabemos, aunque parece que la radiación parece que empieza a hacer efecto ya que el pasado domingo Paulino Rivero anunció de repente la posibilidad de cerrar colegios y hospitales si el Gobierno de España le seguía exigiendo compromisos económicos. Para muchos, Rivero ya ha sido poseído por la radiación de las piedras de El Hierro e incluso empiezan a encontrarle parecido, por sus disparatados comentarios, con el personaje de Los Simpson; Radioactivo-Man.
Pero como toda noticia que alberga un contenido catastrófico, ha de tener un razonamiento lógico, decir que el físico Darwich ha asegurado que las cantidades poco significativas de uranio en estas rocas no las convierten en peligrosas. No obstante, y solo por si acaso, mandar un mensaje al presidente del Ejecutivo Canario y decirle que cuando haya que regalar algo, que haga como el resto de canarios hace: que regale gofio.
Esta es la crónica habitual, de un día como otro cualquiera…
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