Revista Infancia

La lactancia de mis dos hijos.

Por Janeth
La lactancia de mis dos hijos.Desde hace muchos años supe que quería amamantar a mis hijos de manera prolongada.  Nunca me planteé que fuera a ser difícil ni nada por el estilo. Simplemente lo vi natural y por tal razón no me preparé.Estando embarazada de Mariví, fui al curso prenatal en el hospital.  Las enfermeras hablaron mucho de lactancia, basándose en la información de la Liga de La Leche.  Sin embargo, metían comentarios propios y para mí no fue claro qué era de LLL y qué era de su propia inspiración. Sin pretender que sea una excusa, pues como dije antes, no me preparé, me dejé llevar por lo que ellas me dijeron.  Sugerían LME por 40 días, “para establecer la producción” y ya luego se podía dar un biberón de fórmula antes de dormir, “un truquito para que duerman más”.  En ningún momento se habló de los beneficios de la LME por 6 meses, ni yo me lo planteé.Mariví nació por cesárea. El post operatorio fue muy doloroso, tanto que no tenía ganas de nada. Encima, las enfermeras me dijeron, erróneamente que no podía subir la cabecera de la cama (esto es un error que se da porque anteriormente se ponía una anestesia llamada Raquídea con la que no se debía subir la cabecera ni usar almohada por 24 horas, como la epidural se pone en el mismo lugar, la gente comete ese error) y que la única opción para amamantar era acostarme de lado, lo cual era insoportablemente doloroso.  No la amamanté sino hasta 8 horas después del parto cuando me la trajeron por segunda vez, y ya después de 2 biberones de fórmula.  Aún así, se pegó como una campeona!A la mañana siguiente se la llevaron a hacerle pruebas de rutina y no la trajeron de vuelta.  Resultó tener una incompatibilidad sanguínea conmigo que llevaba a una ictericia muy fuerte.  Hubo que ponerla en doble fototerapia 24 horas al día.  Solo la sacaban una vez al día para amamantar.  El resto del tiempo tenía que ordeñarme, y el ordeñador manual no me funcionaba.  El hospital no tenía ordeñador para prestarme.  El resultado fue que le dieran más fórmula.Cuatro días más tarde, ya en casa, retomamos la LM. Me la pegaba al pecho a demanda, pero llegaba el momento en que se desesperaba de hambre y solo la calmaba un biberón. Así comenzó nuestra lactancia mixta.  Tomaba pecho a demanda todo el día y 1 ó 2 biberones de fórmula al día, generalmente al medio día y en la noche.  La verdad no me preocupaba porque no había entendido la necesidad de la LME.  Mi meta era darle la mayor cantidad de LM por el mayor tiempo posible.A los 3 meses regresé al trabajo y me ordeñaba 3 veces al día, apurada en un baño que previamente debía limpiar.  Lo seguí haciendo por un año, pero en realidad no lograba sacarme gran cosa.  Unas 2-4 onzas diarias!  Mientras tanto, Mariví tomaba mayormente fórmula cuando estábamos separadas y seguía con el pecho a demanda cuando estábamos juntas, suplementado con fórmula cuando mostraba que no daba más del hambre.Ella tuvo problemitas gástricos: cólico, reflujo y estreñimiento.  Todo se lo achacábamos a inmadurez gástrica y a la casualidad.  No fue hasta que hicimos una dieta de exclusión para determinar la causa de la dermatitis que desarrolló a los 10 meses, que nos dimos cuenta que el causante de los problemas gástricos era la fórmula!Al final, la dermatitis no tuvo que ver con la leche de vaca, sin embargo, tuvimos que llevarla al alergólogo, quien nos dijo que la mejor manera de evitar las alergias es dar LME por 6 meses.  Por las alergias y por los problemas gástricos, y por todo lo que había leído sobre los beneficios de la LME, decidí que si tenía otro hijo, le daría solo mi leche.Mariví siguió tomando LM hasta los 4 años, 2 meses.  Nada mal, después de tan tropezado comienzo! En ese momento quedé embarazada de Daniel y amamantar me daba cólico.  Con mi historial de embarazo de alto riesgo, no quise correrme chances y la desteté.  No fue fácil.  Ella no estaba lista.  Le decía que ya no podía tomar tetita porque era muy mayor y las tetitas no tenían más leche para ella. No me gusta mentirle pero no quise que se molestara de que por estar embarazada no la amamantaba más, no quería que esa fuera su primera experiencia con su herman@ y se sintiera desplazada.Nació Daniel por cesárea y mi plan de parto decía que quería tenerlo conmigo en mi cuarto a menos que hubiera una razón médica para que se lo llevaran.  También decía que quería darle LME y que no le dieran fórmula sin mi consentimiento.  A las 2 horas de nacido, me lo trajeron y su primer alimento fue el pecho.  Qué emoción tan grande!Desafortunadamente, él también tuvo la misma incompatibilidad sanguínea y lo metieron a fototerapia, solo por unas horas, GAD.  Hubo que darle fórmula, pues yo estaba en cama todavía con sonda y anestesia.  Como siempre que se da fórmula, se dificulta la LM.  Al día siguiente me lo trajeron de vuelta y empezamos a intentar LME pero el niño se quedaba con hambre y gritaba a todo pulmón.  Durante toda la hospitalización y los días que siguieron, estuvimos con la rutina de darle LM a demanda y suplementar lo menos posible con fórmula solo cuando fuera extremadamente necesario, con la intención de irla quitando.Pero a los 6 ó 7 días empezó a mostrar unos síntomas gástricos bastante fuertes: mucho cólico y reflujo.  Vomitaba toda la fórmula que se le daba, no así la LM.  Siendo que se quedaba con hambre con la LM, intenté con diferentes fórmulas, con el mismo resultado y a los 10 días simplemente se la quité de golpe.  Se quedó con LME, prácticamente pegado al pecho por 24 y luego se estabilizó.Los problemas gástricos mejoraron pero no del todo.  Comencé una dieta de exclusión, principalmente de lácteos pues era obvio que no le caía bien la fórmula láctea.  Con mucho esfuerzo logré que los problemas gástricos fueran menos.  Por coincidencias de la vida, o quizás no, recibimos al mes de nacido, los resultados de una prueba de rutina en la que marcaba la posibilidad de una condición bastante seria llamada galactosemia, en la cual no podría consumir entre otras cosas: leche de vaca.   Se le realizaron pruebas adicionales, que tardaban 1 mes en entregar los resultados.Yo no tenía ningunas ganas de regresar a mi trabajo porque cada día interfería más con mi maternidad, pero no tenía muchas opciones.  La necesidad de mi hijo de tomar LME a razón de vida o muerte y no como opción, me hizo buscar bajo las piedras una manera diferente de ganarme la vida.  Conseguí un trabajo desde casa, en el que lamentablemente no puedo tener al niño conmigo, pero en el que me puedo ordeñar con mucha frecuencia y comodidad.  Me compré un ordeñador doble, eléctrico y con la ayuda de mi mamá, que es quien cuida al bebé mientras trabajo, le he podido dar LME hasta los 6 meses y suplementada con otros alimentos hasta la fecha: 8 meses y medio… y seguimos!Por cierto, las pruebas adicionales demostraron que el niño no tiene galactosemia, gracias a Dios!Ordeñarse no es fácil y la cantidad de LM que me extraigo no es la misma que sacaría Daniel.  Me toca ordeñarme 7 veces al día para sacar lo que él se toma en 3 biberones! También tengo que tomar diferentes suplementos, que me salen bastante caros, para mantener la producción.  Mi meta es llegar por lo menos al año de solo LM.  Llegado el momento reevaluaré si sigo haciendo esta labor titánica o si ya le introduzco otra leche.  Algo me dice que en ese momento me plantearé metas más cortas y al final seguiré solo con LM ;-)Esta es mi historia de Lactancia, ojalá pueda ayudar a otras. Chabby forma parte de mi tribu virtual, ha realizado la titànica tarea de amamantar y trabajar demostrando que si se puede....

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