Revista Diario

La lactancia en la Ilustración

Por Sandra @sandraferrerv
Nunca pensé que un tema como la lactancia materna apareciera en un libro de la época de la ilustración. Nada menos que en el Emilio (1762) de Jean-Jacques Rousseau, un tratado filosófico sobre la educación.
En una Francia, la del siglo XVIII, en la que las mujeres de la alta sociedad acostumbraban a enviar a sus hijos al campo para que fueran amamantados por nodrizas (práctica común durante siglos, por otro lado), los filósofos de la ilustración empezaron a defender la lactancia materna en estos términos:
Cuando las madres se dignen a dar el pecho a sus propios hijos se producirá un cambio en la moral; el sentimiento natural revivirá en todos los corazones.
Pero la cita tiene trampa. En realidad este texto es un alegato en contra de las mujeres llamadas salonières, grandes damas de la aristocracia que participaban en los salones parisinos en los que se hablaba de cultura y política. Los ilustrados empezaron a ver a estas mujeres como una amenaza por lo que iniciaron una campaña de desprestigio hacia ellas a la vez que ensalzaban la alegre vida hogareña donde la madre descubre sus más dulces deberes.
Así que en este afán por volver a meter dentro de casa a las mujeres que empezaban a tener voz, se utilizó la lactancia materna como arma para tal fin. Rousseu no tuvo reparo en afirmar que cuando las mujeres no daban el pecho a sus hijos vienen en cadena todos los males.
Es curioso que ahora utilicemos, al menos en algunos círculos, la lactancia materna como arma de defensa de los derechos maternales de las mujeres que también queremos ser profesionales.
Lo que hace unos siglos servía para enclaustrar a las mujeres en casa, ahora es un símbolo de orgullo materno.
Cómo cambian las cosas.
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Información extraída del libro Historia de las mujeres. Una historia propia de Bonnie S. Anderson y Judith P. Zinsser

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