Revista Maternidad
Cuando uno tiene un niño de más de 2 años que toma pecho a demanda, es capaz de recitar una centena de causas supuestas de estar haciendo una barbaridad con el niño, porque todo el mundo te cuenta su opinión al respecto, y la mayoría de ellas no son positivas, especialmente las de personas de más edad. Es curioso que las abuelas de hoy son más reacias al pecho que las bisabuelas, por regla general. Aunque los padres sean médicos y crean que lo hacen por el bien del niño. No cuenta, eres el blanco de cualquier reunión familiar. Este bombardeo constante de invitaciones a cesar la lactancia no siempre es achacable a la cultura popular.
Para empezar, la mayoría de médicos pediatras entre 30 y 40 años no han sido formados de forma correcta en la alimentación del niño, puesto que la lactancia materna era un tema más, y se veían a las madres con lactancia más allá de 12 meses como raritas, y por encima de 2 años ya ni lo cuento. Así mismo, se admitía la lactancia materna y la artificial como alternativas equidistantes, porque aunque todos decíamos que la materna era lo mejor, poco hacíamos para fomentarla de verdad. Quizás parte de esto viene de que los que nos formaron vivieron el boom de la lactancia artificial, de tal forma que ni textos de referencia existían al respecto, o no se leían. Por suerte todo esto está cambiando y actualmente las tasas de amamantamiento están creciendo. Pese a todo, aún te encuentras con pediatras que recomiendan tomas cada 3horas, pecho 10 minutos, dejarlos llorar por la noche y a partir de los 4 meses café, copa y puro.Esa es la pediatría que yo "mamé" y de la que por suerte me zafé.
Ya nos referimos en la entrada más leída de este blog a los mitos sobre la dentición, en gran parte fomentados por los médicos. Es por esto, que hoy voy a hablar de parte de la culpa que la Medicina (entendiendo a todos los sanitarios) tiene en esto.
En la prestigiosa revista Acta Paediatrica se ha publicado en agosto de este año 2 deliciosos artículos sobre los impedimentos que desde hace muchos siglos, impiden que la madre de de mamar a su hijo, por el profesor Michael Obladen. El artículo se titula "Leche mala". Muchos de esos factores aún pueden contemplarse en la práctica diaria aunque parezca que somos lo "más mejor". Y es que nos referimos a los impedimentos que los sanitarios hacemos a este sencilla forma de alimentarse (y mucho más) que tienen los niños.Os voy a hacer un resumen de este.
Ya en el siglo XIX en París, el padre de la Neonatología (Budin, que era obstetra, mas que nos pese...) estimó una mortalidad infantil de 5% en amamantados respecto al 45.8% de los no amamantados, entre otras cosas por la mala conservación de la lecha de vaca en épocas estivales.
Es que empezamos regular. En la Grecia clásica, se creía que parte de la sangre menstrual se transformaba en la leche materna. Aristóteles continuó por ese camino y decía que "días después de la concepción, la menstruación no sigue su curso habitual, pero va hacia la mama, en la que la leche empieza a aparecer".
Galeno (129-210) no mejoró la cosa y creía en una comunicación directa entre el útero y las mamas, creándose la leche en el proceso de paso de un lugar a otro.Esta doctrina galénica perduró durante toda la edad Media y así Avicena (sigloXXI) seguía diciendo que "durante el embarazo, la sangre que de otra manera sale de la mujer durante la menstruacións se vuelve nutriente para el embrión".Alberto Magno en el siglo XIV decía que lo primero que pasaba es que de la parte superior del útero salía un vaso que conectaba con los pechos, subiendo el flujo menstrual hasta ellos.
En siglos posteriores, da Vinci en sus dibujos anatómicos encontró vasos que conectaban el útero con las mamas. En otras ilustraciones anatómicas estos vasos se confundieron con el conducto torácico o directamente se inventaron.
. Tuvo que ser Vesalio y su fabrica (1543) la que desechara la existencia de tales comunicaciones tras diseccionar a multitud de cadáveres, pero las enseñanzas aristotélicas y galénicas perduraron incluso hasta el siglo XIX.
Derivado de estas afirmaciones se solía recomendar no tener relaciones sexuales durante la lactancia (siguiendo a Galeno y Avicena), lo que provocaba el efecto contrario, dejar la lactancia, tener una buena excusa para la infidelidad y alejar al hijo del padre. Se decía que la leche ya nunca estaría dulce y que si volvía a quedar embarazada, la leche que se produciría sería de muy mala calidad, porque ahora la sangre iría al nuevo ser, recomendando una nodriza.Esta prohibición de las relaciones sexuales durante la lactancia se mantuvo hasta el siglo XVIII, con diferentes modificaciones: produciría leche con "mal sabor" (Roesslin), "mal olor" (Vallembert), " la leche se convierte en verdadero veneno para el niño" (Bourgeois, matrona real 1609). Aún en 1917 Garnier decía que la cópula dejaba la leche sin sabor y amarillenta. Las clases más pudientes contrataban una nodriza y las más desfavorecidas daban lactancia artificial.
Otra de las falsas ideas que han ido en contra de la lactancia era el hecho de que el calostro era tóxico para el recién nacido, por lo que algunos decían que el niño debía empezar a tomar leche de nodriza al tercer día y de su madre a los 2 meses. Metlinger en 1473 decía que era bueno que en los primeros 40 días tras el parto, la madre no le diera su leche al recién nacido, ya que no era una leche sana. Durante ese tiempo podía ser extraida por un adulto o un cachorro. Y si decidía dar su leche antes, debía poner previamente en la boca del niño miel para suavizar el daño. Sharp recomendaba en 1671 postponer la lactancia hasta el cese de los loquios, ya que esos fluidos hacían la leche materna peligrosa. Cassel en 1774 dijo que se podían cambiar los cachorros de perros por una perilla para sacar el calostro los 5-7 primeros días, hasta que esa leche insalubre tornara a un aspecto menos lechoso y de color más uniforme, estando entonces "limpia".
Esto implicaba en la práctica el cese de la lactancia en la mayoría de los casos. Otro autores como Cadogan (1750) o Boerhaave (1759) rompieron esa creencia y recomendaron el calostro como fuente de beneficios para los recién nacidos. El autor nos advierte que estos prejuicios sobre el calostro aún permanecen en diversas regiones del planeta, como India, Pakistan e incluso en partes de Turquía. En nuestras maternidades todos los días tenemos que defenderlo como fuente de beneficio al niño.Siempre dicen "no sale nada,no se si se está alimentando", cuando está saliendo el calostro.
Otros problemas que los sanitarios hemos achacado a la leche materna han sido las convulsiones de los niños.En 1729, en un texto médico se asociaban las convulsiones a la lactancia materna. En un libro de matronas de 1773 (Schütte) se prohibía la lactancia materna si la madre parecía enferma o tenía alteraciones nerviosas, o bien estaba irascible o melancólica. Morton (1831) decía que alteraciones mentales de la madre hacían que la leche cambiara sus cualidades pudiendo hacerse tóxicas, especialmente en casos de lactancia prolongada, creando convulsiones, epilepsia, meningitis e hidrocefalia. Aún en 1879 el obstetra Routh escribía que la leche de la madre no es compatible con el niño, provocándole diarreas, insomnio y convulsiones. En 1896, Rotch decía que si la madre tenía alteraciones del comportamiento, eran infelices, no querían dar el pecho, o estaban demasiado preocupadas por otros aspectos de sus vidas, no podían dar el pecho a sus hijos, porque aunque pareciera que tenían leche suficiente, esta no era de calidad y podía ser una fuente de problemas para el niño.
Otras recomendaciones médicas versaban sobre las veces que se debía ofrecer el pecho.Actualmente aún nos cuesta que no se les diga a las madres que tienen que esperar 3-6h para el amamantamiento. Por suerte es la excepción, ya que se hace piel con piel desde el parto, aunque aún queda lograr eso en las cesáreas (sí, los y las anestesistas no quieren). Avicena recomendaba solamente 3 veces al día, y esa recomendación perduró durante siglos (incluso hasta el siglo XVII). En el siglo XX, pediatras de Boston (Roth, Holt) defendían severamente la alimentación regulada con un horario estricto. En 1908, Czerny escribía que una de las cosas más importantes para la educación del bebé era acostumbrarlo a un horario de alimentación, no solo bueno para ese fin, sino para regular sus otros impulsos.¿Os suena esto de algo?
También se ha achacado una destrucción de la imagen de la mujer y de su salud por dar el pecho. Yo siempre digo, cuando sale este tema, que la mayoría tienen una imagen de sus pechos por encima de sus posibilidades. Sorna volvía a decir que era mejor tener una nodriza porque si no, la madre envejecía prematuramente. Sin embargo, otros autores como Cadogan (1750) ya promulgaban que eso era una creencia falsa, que amamantar era un acto placentero y que las alteraciones en las mamas no se debían a la lactancia, sino a cambios en su composición grasa. Pese a todo, Morton en 1831, seguía diciendo que la mujer perdía su buen aspecto, se volvía más débil y enfermaba antes. Incluso en 1957, Spock decía que el amamantamiento alteraba las mamas de tal forma que dejaban de ser atractivas y se caían. Esto, evidentemente, no es correcto. En las últimas décadas, en sectores sociales más desfavorecidos de la sociedad americana, una alta proporción de madres estaban en contra de la lactancia materna.
Desde tiempos antiguos, las recomendaciones médicas imperantes han ido más en contra de la lactancia que a favor, separando a la madre del bebé y en ocasiones diciendo al mismo tiempo que la lactancia era la mejor alimentación, de tal forma que se formaba un caso típico de doble vínculo (si es que las clases de Psiquiatría me sirvieron para algo.Creo. Eso me dicen las voces) . Algunos autores creen que este desprecio o pasividad sobre lo relacionado con la lactancia podría en parte explicarse por el predomino masculino en la medicina hasta casi nuestros días, y en algún caso incluso con oposición directa. Además, en el siglo XX la mama ha pasado a ser un objeto erótico de primer orden, dejando de lado la función alimentaria. Es común que madres se sorprendan del maravilloso entramado, aún con muchos aspectos oscuros, que el amamantamiento implica, haciendo ver que esas mamas estaban ahí probablemente para ese fin, Actualmente parte de esas ideas negativas se reflejan en que las personas en peor situación social tienden a querer menos lactar o bien dejar de hacerlo de forma muy temprana
No se deriva de esto que estos autores fueran unos insensatos, por supuesto.Vemos ahora más lejos porque estamos a hombros de gigantes, La Medicina ha logrado reducir la mortalidad infantil (y tantas otras cosas) de forma drástica en muchos paises del mundo y debe en gran parte sus logros a autores clásicos, que como ya hemos dicho en otras ocasiones, por ser genios no siempre todo lo que decían era correcto.
Por supuesto, pido ya perdón al profesor Doña por todas las incorrecciones que seguro que he dicho.