Opinión personal:Llevaba ya bastantes meses con el ojo puesto en este libro, pero no fue hasta hace a penas dos semanas que me puse a leerlo, pocos días antes de su estreno en cines. A pesar de que no me gusta crearme expectativas con respecto a ningún libro por si luego éstas no se cumplen, en esta ocasión y habiendo leído reseñas tan fantásticas sobre la novela, era imposible no esperar algo bueno por parte de ella. ¿Lo mejor? Pues que esas pequeñas expectativas que tenía se vieron altamente cumplidas, y mejor de lo que yo podría haber imaginado.
Hay muchas características que han hecho que esta novela sea una de las mejores que he leído en mi vida. Para empezar, la narradora es la propia muerte. Ella es la encargada de ir narrando la historia de Liesel, de describirnos detalladamente la Alemania de esa época e, incluso, de ir adelantándonos cierta información sobre el futuro de algunos personajes de la historia. A pesar de que esto pueda destripar un poco la historia, en mi caso lo único que ha conseguido ha sido que leyera con más ímpetu y curiosidad, que me enganchara aún más a la novela, porque una parte de mi se resistía a creer lo que la muerte desvelaba.
Arrancó una página del libro y la partió en dos.
Luego un capítulo.
Pronto no quedaron más que trocitos de palabras esparcidos entre sus piernas a su alrededor. Las palabras. ¿Por qué tenían que existir? Sin ellas nada hubiera pasado. Sin palabras, el Führer no era nada. No habría prisioneros renqueantes, ni nadie necesitaría consuelo o trucos palabreros para hacernos sentir mejor.
¿Qué tenían de bueno las palabras?
Los personajes son sublimes. Ha sido un repertorio tan extenso de sentimientos los que me han causado, que podría agruparlos en personajes a los que he odiado, personajes a los que he tolerado aunque no me terminaran de caer bien, personajes que me han apenado y personajes a los que he cogido un cariño enorme, como si formaran parte de mí. Pero hay algo que todos ellos tienen en común y es que son personajes absolutamente reales, vivos, humanos, de carne y hueso, como cualquier persona que uno pueda encontrarse por la calle, y eso ha hecho que empatizara aún más con ellos.
Por otro lado, la ambientación de la historia es extraordinariamente maravillosa. Está ambientada en Himmelstrasse, un pequeño pueblo de Alemania, pero no de cualquier Alemania, sino de la de Hitler, de la Segunda Guerra Mundial, época en la que abunda el hambre, la pobreza, la persecución a los judíos y los campos de concentración. Es una historia que te hace sentir mil cosas a la vez. Es dura y cruel, pero también con momentos de alegría y esperanza que te hacen olvidar todo lo malo que pasan los personajes por un instante. Es de esas historias con las que te emocionas y sufres a partes iguales.
Aunque no tiene un ritmo demasiado ágil, puesto que es una de esas novelas que se disfrutan leyéndolas poco a poco, empapándote bien de su historia y conociendo bien a sus personajes, y tampoco posee mucha acción, en ningún momento se hace una lectura pesada o aburrida.
La ladrona de libros es una historia realista, emotiva y cruel. Una auténtica maravilla que cuenta con una narradora de lo más original y unos personajes inolvidables. Toda una recomendación, sin duda alguna.
Puntuación:
Obra Maestra