(III. 10.) SIMBOLOGÍA TERAMÓRFICA.
Según la creencia tradicional, en la imagen aportada, Jesús es alanceado en la parte derecha de su costado. Después, en las representaciones mayoritarias del arte románico (con algunas excelentes excepciones) se nos infunde la idea de que Tomás introduce su mano en la llaga situada en el costado derecho del Resucitado, pero creo que falta un “plus”.
Según el contexto bíblico, existen dos tradiciones contradictorias. Para San Mateo, la lanzada o transfixio había tenido lugar ANTES de la muerte de Jesús; según San Juan ( 19:28-37), testigo directo, al ver que Jesús había muerto, un soldado traspasó el costado y salió agua y sangre. De este relato resulta en principio, con evidencia, que los episodios de la esponja empapada en vinagre y la transfixión por la lanza (aceto potatus, lancea perforatus) han sido inventadas por el Evangelista sólo para justificar la consumación de las profecías del Antiguo Testamento ( Éxodo 12:10 y Números 9:12) para asimilarlo al Cordero místico y que reemplazó la lanzada por el crurifragium. Sin embargo, Mateo asegura que Jesús estaba vivo cuando el soldado le dio el golpe de gracia y ello encuentra apoyo en el responso Tenebrae y en las miniaturas, frescos y baldaquino de San Ambrosio de Milán (siglos VI y XII), frescos rupestres de Capadocia, Sermones de Gregorio Nacianceno, Evangelario de Angers y de Rabbulos.
Según la historia, los lanceros romanos- y Longinos lo era- aprendían a manejar la lanza con la izquierda, pues eso permitía en el cuerpo a cuerpo, atacar al enemigo por la derecha, que era la parte menos protegida ya que solía protegerse el lado del corazón con el escudo.
Según el análisis científico de Delage y de Barbet, el análisis de la sábana santa, prueban que el cadáver de Cristo sufrió la lanzada en el costado derecho.
Según la patrística (san Agustín, en su “Ciudad de Dios” y San Francisco) hablan de “latere dextro”, flanco derecho.
Y sin embargo, la ciencia médica nos dice que los muertos no sangran.
¿ Cómo explicar esta aparente contradicción?.
Creo, sinceramente, que lo que ocurre es un intento de simbiosis entre la realidad histórica, la evangélica, la científica y la iconográfica. El redactor- programador del programa iconográfico ha de conciliar todas las posturas y cuando resuelve inclinarse por ésta de la derecha, es porque cree que, siguiendo el evangelio de San Juan, Cristo estaba muerto y si los muertos no sangran, pero los textos bíblicos hablan de que la llaga mana agua y sangre, esto no puede concebirse sino haciendo pasar la lanza por el lado derecho.
Craso error, quizá el redactor del programa ignoraba los otros aspectos.
Y es que, aunque es muy común situar el corazón a la izquierda del tórax, la realidad es que ocupa una posición mediana y anterior y reposa sobre el diafragma, detrás de los pulmones y del peto óseo intercostal, en el mediastio anterior, con lo que sólo su punta queda situada netamente a la izquierda, mientras su base supera por la derecha el esternón.
Ignora que lo ocurrido fue que uno de los soldados (a la postre identificado con el propio instrumento, Longinus, del griego longke,"lanza") que no terminaba de fiarse que Jesús estuviese muerto y no quería incurrir en negligencia penal (estábamos en el día de la Parasceve y las leyes judías prescribían que el cuerpo del ejecutado sólo se entregase a la familia cuando se probase que estaba muerto), se echó atrás, tomó punto de apoyo y dirigió su lanza contra el pecho de Jesús. La hoja penetró entre la quinta y sexta costilla, se abrió paso a través de la pleura, atravesó el pulmón y el pericardio y llegó hasta la aurícula derecha. Y en la aurícula derecha se encierra, AUN DESPUÉS DE MUERTO, sangre líquida y en la envoltura exterior, un líquido acuoso llamado hidropericardio. Agua y sangre.
Los teólogos convirtieron a Stephanton (Esopo, "hisopo", según los Acta Pilati) en símbolo de los judíos recalcitrantes, para oponerlo al lancero reconvertido en santo, que simboliza a los judíos convertidos.
Sección para "Curiosón" del grupo "Salud y Románico".