Hace una semana se celebró el Día internacional de Carl Sagan, con motivo del aniversario del nacimiento de este astrónomo y astrofísico, uno de los más importantes astrónomos del siglo pasado y sobre todo uno de los mas grandes divulgadores científicos, gracias sobre todo a su serie documental Cosmos. Pero entre todas las obras de Sagan, personalmente una de las que más me ha impresionado es un corto vídeo de menos de 4 minutos de duración titulado "The pale blue dot" (El punto azul pálido).
En el año 1990, cuando la sonda Voyager 2 estaba a punto de salir del sistema solar y ya había sobrepasado Neptuno, Carl Sagan convenció a la NASA para que la nave girara sobre si misma e hiciera una foto de lo que había dejado atrás. En esa foto se apreciaba un pequeño punto casi invisible a 6000 millones de kilómetros de distancia, una diminuta mota de polvo suspendida en un rayo de sol. Merece la pena verlo narrado por el propio Sagan.
Han pasado 20 años desde la muerte de Carl Sagan y en estas dos décadas ninguno de los creadores y destructores de civilizaciones, reyes, plebeyos, líderes supremos ni políticos corruptos parecen haberse dado cuenta de que ese pequeño punto azul pálido sigue siendo nuestra única casa.
Durante esos 20 años, los peores presagios de Carl Sagan se han hecho realidad y nos estamos cargando el planeta a una velocidad que ni él mismo habría imaginado. Los líderes supremos de antes se han cambiado por otros, y los nuevos siguen ignorando los avisos que nos manda este pequeño punto azul pálido.
Quizás fuera conveniente ver este vídeo una y otra vez hasta que nos enteremos de una vez por todas de que estamos aquí, en el único mundo conocido hasta el momento capaz de albergar vida, el único hogar que hemos conocido.