La leche de crecimiento puede ser considerada como un nuevo paso hacia la leche de inicio o de continuación, y es indicada a partir del primer año del bebé. Es una opción de transición hacia la leche de vaca y también es una buena opción para niños que han sido bebés prematuros o con bajo peso al nacer.
La leche de crecimiento tiene calcio, hierro y otros micronutrientes, y suele ser la leche que se utiliza para preparar al bebé antes del consumo de la leche de la vaca, a pesar de que los bebés a partir del año ya pueden tomar leche de vaca en su alimentación.
La leche de crecimiento además se ha creado para un mejor desarrollo del niño y para potenciar las defensas del organismo.
La leche de vaca tiene un contenido alto de grasas, mientras que el nivel de grasa de la leche del crecimiento es menor, además de que se ajusta más a la digestión y grado de maduración del niño, además de que cuenta con más cantidad de hierro que la leche de vaca cuyo contenido es insuficiente.
Pese a esto, la leche de vaca también es una opción a tener en cuenta sin pasar por la leche de crecimiento. Hay que tener en cuenta que la propia OCU indica que las leches de crecimiento no son necesarias, incluso en un estudio que han indicado dicen que estas leches no tienen ninguna ventaja alimentaria, por lo que en una balanza entre ventajas y desventajas no se la considera necesaria.
Los niños sanos pueden tomar leche de vaca a partir del año sin ningún problema, lo que supone un gran ahorro de dinero ya que la leche de crecimiento es más cara, sin embargo ¿por qué no? Cada cual puede decidir para su hijo qué es lo que más le conviene, al menos si puede permitírselo.
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