Revista Viajes

La lectura desató la guerra nocturna

Por Saraytg @Desdemilanblog

Se ha desatado la guerra en casa. El campo de batalla se sitúa en la habitación, en concreto, la cama y el horario de la contienda está fijado a las 12 de la noche. Pero tengamos presente los antecedentes antes de nada:

Situación cada noche

Situación cada noche

Hacía mucho que no leía un libro bien, y cuando digo bien me refiero a leerlo creyendo firmemente que voy a llegar al final. Ya sabéis, soy de esas que cogen un libro y si no se entretiene ni la engancha lo deja a la mitad y busca otro. Qué queréis que os diga… soy así de infiel. Desde que llegué a Italia toda mi obsesión ha sido encontrar libros en italiano para esforzarme a perfeccionar el idioma, que leyendo se aprende inconscientemente a cómo escribir las palabras (sólo os diré que tengo pesadillas con las dobles letras italianas, léase “casa” que es una casa con “cassa” que es una caja). Lo he intentado, de verdad que he puesto mucho empeño, pero no llegaba a conseguir acabar ningún libro en italiano y habré empezado unos cuatro.

Ahora que me he dispuesto a volver a la lectura gracias a adentrarme en el mundo de los “booktubers“, que si no sabéis quiénes son ya os lo explicaré otro día, porque me han dado envidia sana y me han animado a empeñarme en un libro, y cuando he encontrado a Jane Austen que me hace quedarme pegada a las páginas y no abandonar, me encuentro con un grabe impedimento: Mr. Paulson.

Me he acostumbrado a leer en la cama antes de irme a dormir. ¿Qué significa esto? Pues que dejo una luz encendida en la mesilla mientras sigo leyendo y me entra sueño. ¿Y qué gran problema hay con esto? Pues que Mr. Paulson ha decidido declararme la guerra porque él dice no poder dormir con la luz de la mesilla.

El otro día, me dije a mí misma: “yo leeré aunque me quede ciega” así que apagué la lamparita y me puse a leer con la luz que irradiaba el propio Kindle (soy así de práctica y moderna amigos). Me había metido debajo del edredón como si tuviera mi propia tienda de campaña improvisada y cuál fue mi sorpresa cuando Mr. Paulson se levanta, me mira con cara de odio y me dice: “Yo no puedo dormir con esa luz!” ¿Con esa luz? Pero si me estaba quedando yo ciega casi metida debajo del edredón para que no saliese luz por ningún sitio!! Que no puede dormir dice!!

Mis deseos más ocultos

Mis deseos más ocultos

La guerra es tan clara y tan abierta que cuando se acercan las 12:00 de la noche me lanzo a la carrera por la casa para llegar primero a la camita y ponerme a leer antes de que él llegue. Pero no le vale con esto porque es ver que me voy a ir a dormir y zassss ahí está él diciendo que también se va a dormir y que no puede dormir con luz. ¿Se puede entender este sin-vivir? Yo le tiraría inmediatamente por la ventana pero claro, luego iría a la cárcel y mis padres me enseñaros que ir a la cárcel no es una cosa de la que estar orgulloso, por lo que descartado queda.

Ni que tuviera entre mis manos el astro Sol que irradiara luz como para cegar a media población milanesa! Vamos, que si mi Kindle da tanta luz, yo dejo desde ya de pagar la electricidad y me lanzo a iluminar con mi pantalla toda la casa!!

Me he plantado. Sí, duramente, con cara seria, haciéndole saber que había un grave problema. De hecho he dicho: “mira Mr. Paulson, tenemos un problema… hay que poner unos límites a esta situación… y vas a tener que aceptar que yo voy a leer antes de irme a dormir”. Así de claro. Pero me ha mandado al salón a leer, y yo no me esperaba ese juego sucio por su parte. Ahí leyendo en el salón… con el frío… con una triste manta… ¡qué mal jugador!

Seguiré con mi estrategia guerrillera hasta conseguir cumplir mi objetivo de poder leer hasta quedarme medio dormida y apagar entonces la luz. YEEEAHHH…


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