Revista Creaciones
Ha sido un año de lecturas consistentes y en algunos casos sesudas. Muchas han sido entretenidas y muy sugestivas intelectualmente. Sin embargo, he echado en falta más literatura, narraciones y relatos que me ofrecieran una sensación deslumbrante y aventurera. Lo achacaré a mis estados de animo y necesidades durante estos meses. No es fácil elegir siempre. Para los próximos años, debo elegir propósitos de viajes, conciertos, momentos... y ampliar el foco. El tiempo apremia.
Enero,
La industria de la felicidad, un contundente ensayo sobre la felicidad obligatoria de Occidente, su búsqueda como síntoma y los humanos, demasiado humanos motivos que la suscitan.
Desde los años sesenta, las economías occidentales han tenido que afrontar un problema fundamental: dependen cada vez más de nuestro compromiso psicológico y emocional (ya sea en el trabajo, con las marcas comerciales, con nuestra propia salud y bienestar), pero también cada vez les resulta más difícil conseguirlo. Las formas de renuncia personal a dicho compromiso, muchas veces manifestadas como depresión y enfermedades psicosomáticas, no sólo redundan en el sufrimiento experimentado por el individuo sino que alcanzan consecuencias económicas, con la consiguiente preocupación para gobernantes y directivos. Sin embargo, los datos que aporta la epidemiología social describen un panorama inquietante, en el que la infelicidad y la depresión se concentran en las sociedades muy desiguales, marcadas por los valores fuertemente materialistas y competitivos. En los lugares de trabajo se hace creciente hincapié en el compromiso comunitario y psicológico, pero las tendencias económicas a largo plazo discurren en sentido contrario, hacia la atomización y la inseguridad. Tenemos, así, un modelo económico que atenúa los atributos psicológicos que, a la vez, precisa para su supervivencia.
Recomendado para leer por la mañana, antes de encaminarse a trabajar.
Febrero,
Hillbilly, una elegía rural. Su elocuente subtítulo, "Memorias de una familia y una cultura en crisis" ofrece una prometedora perspectiva acerca de la vida cotidiana y puntos de vista sobre la decadencia de una clase social, antaño dirigente, que ha aupado a Donald Trump al poder. Creo que sentimentaliza en exceso acerca de una realidad que no es más implacable con nadie; simplemente, hay quienes sienten que las vida les debe más. De cualquier modo, ofrece un apreciable intento de comprender que no hay nadie con una vida regalada, tampoco.
Quizá sea blanco, pero no me identifico con los WASP (blancos anglosajones protestantes) del Nordeste. En cambio, me identifico con los millones de americanos blancos de clase trabajadora y de ascendencia escocesa e irlandesa que no tienen un título universitario. Para esa gente, la pobreza es una tradición familiar: sus antepasados fueron jornaleros en la economía esclavista del Sur, después de eso aparceros, posteriormente fueron mineros del carbón, y en tiempos más recientes maquinistas y empleados de acerías. Los estadounidenses los llaman hillbillies, rednecks (cuello rojo) o basura blanca. Yo los llamo vecinos, amigos y familia.
Para leer una tarde de verano con calor pegajoso y tomando limonada.
Marzo,
El prisionero de Zenda, una gozada. Un relato que no aspira más que a hacernos sonreír e imaginar, si es que son cosas distintas. Como me gustaría ir de vacaciones a Ruritania y sonyar con aventuras pasadas de moda y por eso mismo, eternas.
Pienso lo mismo, pero quiero saberlo con certeza. Acudiré á la cita, Sarto.
— No, yo iré.— Hasta la puertecilla del muro, pero no más adelante. — Iré al cenador.— ¡ Que me ahorquen si lo permito! exclamé levantándome y apoyando la espalda en la repisa de la chimenea. Sarto, añadí, tengo confianza en esa mujer, é iré.— Pues yo no tengo fe en ninguna mujer, y no irá.— O acudo a la cita o me vuelvo a Inglaterra, le dije.
Para leer al volver del trabajo y soñar otra vida.
Abril
La edad de la ira/Estudios del malestar/La democracia sentimental, tres ensayos que indagan sobre la condición de nuestro tiempo, el malestar que sentimos como ciudadanos, la búsqueda de una plenitud frustrada por instancias que sentimos lejanas y el sentimiento de vacío y cólera que despierta vernos marchitando sin lograr dar fruto. Y un conveniente recordatorio: la dinámica ronca y agria del presente no nace del cinismo, sino de la inocencia, o del anhelo de ella.
Asistimos así a la reaparición de viejos fantasmas políticos: toda una compañía recorre el continente. Son fantasmas en sentido estricto, viejos conocidos en trance de reaparición espectral: el nacionalismo, la xenofobia, el populismo. Suiza votó en referéndum limitar la entrada de trabajadores comunitarios, el Reino Unido votó abandonar la Unión Europea, el nacionalismo secesionista ha cobrado fuerza y los partidos populistas han crecido —a izquierda y derecha— en todo el continente. Sin olvidar, al otro lado del Atlántico, la nominación de una estrella de los reality shows televisivos como candidato a la presidencia del Partido Republicano. Son fenómenos que apuntan en una misma dirección: hacia un movimiento de introversión agresiva dominado por las emociones antes que por la razón. O, al menos, guiado por razones que parecen poco razonables en el marco de una conversación pública donde nadie escucha a nadie. Incluso las reivindicaciones más extrovertidas —del 15M al movimiento Cinco Estrellas de Beppe Grillo, pasando por el Tea Party norteamericano— se inclinan hacia un cierto irracionalismo, cuyo rasgo más característico es la búsqueda de un chivo expiatorio: los banqueros, la casta, los ricos, el gobierno. Abreviando, el establishment contra el que dice levantarse el insurreccionismo antipolítico a cuya turbia primavera estamos asistiendo. El resultado es una amalgama de pasiones e hipérboles que se parece bien poco a la esfera pública sosegada que soñaron los ilustrados como fundamento para nuestras democracias representativas.
Para leer al despertar y poner los pies en el suelo.
Mayo,
El problema de los tres cuerpos/El bosque oscuro, los dos primeros libros de una trilogía de ciencia ficción que especula con un encuentro extraterrestre angustioso y amenazante. Directos y ambientados fuera de la esfera occidental donde se suelen incluir a los demás sufrientes, es disfrutable, mejor cuanto más ligeramente. Dirígete a tu nave a sal a contemplar los confines de tu barrio estelar.
Pongamos que la humanidad es una mosca, particularmente fastidiosa. No solo incordia, sino que se multiplica sin remedio y sin respeto por otras formas de vida. Pongamos que existe un periódico capaz de matar a dicha mosca de un plumazo. La pregunta es: ¿Hay que blandirlo y fulminarla de la existencia o hay, por el contrario, que buscar una alternativa?
Para leer antes de salir a contemplar las estrellas.
Junio,
SPQR. Mary Beard recorre con nosotros parte de ka historia de Roma, con humor, escepticismo y sabiduría. Había leído que hay colas para asistir a sus conferencias. Ahora puedo entenderlo.
In extending citizenship to people who had no direct territorial connections with the city of Rome, they broke the link, which most people in the classical world took for granted, between citizenship and a single city. In a systematic way that was then unparalleled, they made it possible not just to become Roman but also to be a citizen of two places at once: one’s home town and Rome.
Para leer a mediodía, con el sol reptando por los hombros como legionarios por los muros.
Julio,
La llamada de Cthulhu. No había leído nada de Lovecraft aparte de su gran miniatura "El necronomicón". Debo hacerlo más, convierte sus relatos en juegos de laberintos con pasillos cegados y luces esquivas, a la manera de Borges.La llamada de un Dios salvaje y cruel y sus rastros en una ciudad tranquila no asustan ya mucho, pero ofrecen el cosquilleo de placer que la invención bien tejida provoca en el lector.
Cthulhu existe también, supongo, en ese refugio de piedra que le sirve de abrigo desde que el sol era joven. Su ciudad maldita se ha hundido otra vez, pues el Vigilant navegó por aquel lugar después de la tormenta de abril; pero sus ministros en la Tierra bailan aún, y cantan y matan en lugares aislados, alrededor de monolitos de piedra coronados de imágenes. Cthulhu tuvo que haber sido atrapado por los abismos submarinos pues si no el mundo gritaría ahora de horror. ¿Quién conoce el fin? Lo que ha surgido ahora puede hundirse y lo que se ha hundido puede surgir. La abominación espera y sueña en las profundidades del mar, y sobre las vacilantes ciudades de los hombres flota la destrucción. Llegará el día... ¡pero no debo ni puedo pensarlo! Ruego que si no sobrevivo a este manuscrito, mis ejecutores testamentarios cuiden de que la prudencia sea mayor que la audacia e impidan que caiga bajo otros ojos.
Para leer de madrugada, cuando cualquier ruido inquieta.
Agosto,
¿Por qué no el socialismo?. Un breve y sorprendente ensayo, no tanto por su brillantez, esperable en un académico (al menos algunos), sino por su honestidad; el mercado ha sido el hallazgo para encauzar el impulso humano a favor de uno mismo. No hay por el momento un sistema que permita impulsar otro impulso igual de fuerte, el altruista, en las sociedades modernas.
Para leer en vez de perder el tiempo con campañas electorales que denigran la condición de ciudadano.
Septiembre,
HHhH, "Heydrich es el cerebro de Himmler". Un meritorio trabajo, deudor del estilo del magnífico Emmanuel Carrere. Sin su talento para interesar al igual en la digresión que en la narración, el autor desgrana convincentemente una idea muy sencilla; solo tú puedes salvar el mundo. Sus momentos de tensión están bien recreados. Un buen debut, sin duda.
El momento se acerca, lo presiento. El Mercedes está en camino. Llega. Flota en el aire de Praga algo que traspasa hasta los huesos. Las revueltas de la carretera trazan el destino de un hombre, y de otro, y de otro, y de otro. Veo unas palomas que echan a volar de la cabeza de bronce de Jan Hus y, de fondo, el decorado más hermoso del mundo, Nuestra Señora de Týn, la negra catedral con sus torres afiladas, ante la que me dan ganas de caer de rodillas cada vez que puedo admirar la gris majestad de su maléfica fachada. El corazón de Praga late en mi pecho. Oigo la campanilla de los tranvías. Veo a unos hombres de uniforme verdegris cuyas botas resuenan sobre el pavimento. Estoy casi allí. Debo ir. Es preciso que vaya a Praga. Debo estar ahí en el momento en que todo se va a producir.
Debo escribirlo allí
Para leerlo en la noche, antes de dormir y volar a un sueño justo, sin hombres perversos.
Octubre,
Biblia, Corán, Tanaj. Un ensayo luminoso sobre las discrepancias mínimas entre las religiones del Libro. Ese Libro que ha moldeado espíritu y cerebro de nuestros antepasados y de nosotros mismos. Inmersos en un mundo raudo, generalmente simplificamos puntos de vista ajenos y mentalidades colectivas. Este libro aporta modestas claves para una mejor interpretación de lo que nos pasa a veces.
La tradición bíblica es una única narrativa, matriz de tres religiones, remotamente originaria de Súmer, en el sur de Irak. En cierto momento se diferenció de su tronco pagano con la legendaria salida de un simple individuo, Abraham y su familia, de Ur (posiblemente Ur III según la arqueología), pasando por Harán, y el relato fue creciendo y desplazándose a lo largo de casi cuatro mil años, hacia el oeste hasta alcanzar las costas atlánticas. Esa trayectoria que acabó atravesando el mundo entero representa un largo periplo iniciático, centrado esencialmente en la recuperación del paraíso perdido. Un primer itinerario se inscribió sobre guías místicas para alcanzar el paraíso más allá de la muerte - en el Renacimiento fue un mapa geográfico, en pos de las maravillosas Ofir y Cipango allende los mares - y con la modernidad ha inspirado para muchos un viaje temporal, "progresista" e incluso revolucionario hacia una utopía que culmina la historia.
La tradición hebrea fue la primera en fundarse en torno a los motivos del exilio. Exilio mítico debido a la caída o expulsión del Edén, arrojados al erial en que se convirtió la naturaleza despúes del crimen de Caín; al que se suma el exilio histórico decidido por Abraham, que abandona la pecaminosa Babilonia para dirigirse con los suyos a una imprecisa tierra prometida, Canaán, hacia el occidente.
Para leer antes o después de ver las inevitables noticias.
Noviembre
Pastoral americana/La mancha humana/Me case con un comunista. Una trilogía de la destrucción, por Philip Roth. La fragilidad de nuestra condición, el daño que hacemos y la erosión de los días, entre otras reflexiones punzantes. Me quedo con una particularmente fina: la arrogancia suele provenir de una íntima sensación de fracaso.
Dejamos una mancha, dejamos un rastro, dejamos nuestra huella. Impureza, crueldad, abuso, error, excremento, semen..., no hay otra manera de estar aquí. No tiene nada que ver con la desobediencia. No tiene nada que ver con la indulgencia, la salvación o la redención. Está en todo el mundo, nos habita, es inherente, definitoria. La mancha que está ahí antes que su marca. Está ahí sin la señal...
Para leer cuando las nubes anuncian el fin del atardecer.
Diciembre,
El busto del emperador/Fouché, el genio tenebroso, dos libros de los autores centroeuropeos crepusculares Joseph Roth and Stefan Zweig. El busto del emperador es una elegía satírica, valga el oxímoron, acerca del fin y la fragmentación del Imperio de Austria-Hungría, un mundo de pasaportes y orgullos empequeñecidos. La biografía de Fouché hace honor a la fama de narrador de Zweig. Por sus páginas desfila un consumado político y una sugerencia obvia, mas siempre inquietante: la historia es hecha por el azar y voluntades más mezquinas que nobles. Los demás solo aspiran/mos a sobrevivir.
Para leer en la sobremesa y digerir con la conciencia los empachos de la modernidad.
Esto es todo, amigos. Pasad un buen año de lecturas, bailes, cine, viajes, lo que sea que os llene y motive y plenos de salud. Leer expande la vida, pero la vida es más grande que cualquier intento de fijarla.
Sed buenos y no cedáis a la vanidad. Que Dios nos dé salud y días.