Cuenta la leyenda que en el 120 d.C. la IX Legión del ejército romano, también conocida como la IX Hispana, perdió durante una batalla en el Norte de Britannia, más allá del Muro de Adriano, que delimitaba el fin del mundo, un objeto de inigualable valor para Roma, el cetro del águila. En dicho enfrentamiento los 5.000 legionarios que cruzaban aquellas tierras, todavía por conquistar, desaparecieron para siempre sin dejar rastro alguno, siendo derrotados por las tribus locales de aquella zona.
Hace varios años, se produjo el estreno de una película llamada La Legión del Águila, una adaptación de esta historia que relata la cómo un joven Centurión, Marcus Aquila, se lanza a la misión de recuperar en solitario el estandarte perdido hace 20 años por el comandante de la IX Hispana, su padre, para así salvar el honor de su familia y de la legión romana.
Extrapolamos ese pedacito de historia al balón, a lo vivido en sus carnes por el equipo capitalino. Los problemas extradeportivos que sufrieron los biancocelesti la temporada pasada, con el cese de Petkovic por discrepancias con la directiva y tras no ser fiel a su contrato, precipitaron su marcha y la llegada de 'Edy' Reja dos años después de su salida. Con el veterano entrenador terminaron novenos, a un punto de Europa e insuficiente para continuar ligado al equipo laziale. Cogió su maleta y se fue. Tras él, quedaba huérfano un cargo esencial en el equipo, un cargo sin el cual la Lazio no podría tratar de recuperar el honor perdido.
El 13 de junio de 2014 aterrizaba Stefano Pioli tras descender al Bologna, se hacía con las riendas de un equipo de capa caída, sin confianza. Un equipo que, visto lo visto, había perdido una batalla pero nunca la guerra. Con dos meses por delante para conocer al vestuario y para saber en qué posiciones flaqueaba el plantel, el técnico ha sabido inculcarles a sus legionarios el hambre de ganar cada fin de semana y mantener la concentración minuto tras minuto. Pese al mal inicio de campeonato, tres puntos de los primeros doce en juego y tras hacer saltar la voz de alarma, la conjura para revertir la situación no tardó en llegar. Comenzaron a llegar las rachas victoriosas y se vieron atisbos de un águila que sobrevolaba las marchas de la Legión de Pioli. Un proyecto de dos años (lo que la entidad presidida por Lotito ha firmado con el técnico) que necesitó unas primeras jornadas de consolidación para disfrutar después de su máxima expresión.
Stefano Pioli se ha puesto en la piel de Marcus Aquila y, junto a su legión, están en la recta final de recuperar su águila. Ese que igual no llegaron a perder de una forma física como la IX Legión, sino uno simbólico. Emblemático. En sentido figurado. Uno que seguramente y con el paso de las jornadas, se acaben dando cuenta que lo llevan impregnado en el pecho. En su coraza. En la maglia biancoceleste. Ellos son la Lazio. Y él Stefano Pioli.