En el aniversario de la muerte de uno de los genios de las letras españolas, fallecido un 23 de abril de 1616, los hispanohablantes celebramos con orgullo el día de nuestra lengua materna, festejando el legado que nos dejó Cervantes con las caballerescas andanzas de Don Quijote, inmortalizando, con la grandeza de su pluma y sus maneras únicas de tejer las palabras en historias increíbles, nuestro idioma en una obra literaria de valor incalculable para la humanidad.
Ya lo decía Mandela, con toda la razón del mundo: ¨Si hablas a un hombre en una lengua que entiende el mensaje llega a su cabeza. Si le hablas en su lengua, le llega a su corazón.¨
El español es considerado el segundo idioma más importante del planeta y el tercero más hablado, es el idioma oficial de 21 países y somos más de 500 millones de nativos de esta hermosa lengua romance. Es nuestro deber y orgullo festejar su día rindiéndole culto en cada espacio que ocupemos, hablando con propiedad, escribiendo correctamente, luchando contra las deformaciones que lo plagan, inculcando a nuestros hijos el amor hacia su lengua y su uso correcto, tanto oral como ortográfica y gramaticalmente. El castellano unifica a millones de personas de diferentes culturas y países en una masa de habla hispana, donde cada región con sus modificaciones lingüísticas típicas rinde homenaje a su lengua materna diariamente desde las edades más tempranas. Y en la riqueza floreciente en su interior se nutren los grandes amantes de las lectura y los apasionados escritores que sangran gustosos cada letra del idioma maternal que nos regaló desde la cuna la bendición de acogernos en su seno.