Revista Diario

La lengua de heidegger

Por Belmunin
Esta mañana me encontré con un artículo periodístico sobre mi escritorio que se titula exactamente La relevancia de la lengua de Heidegger, de Enrique Gimbernat. No dudé ni un segundo de que estaría relacionado con el idioma alemán, pues en mi casa soy la receptora indiscutible de cualquier tipo de noticia, curiosidad o hecho que tenga que ver con el país germano. LA LENGUA DE HEIDEGGER
Y me dispuse a leer el artículo completo y subrayé ciertas ideas que me parecieron relevantes. Algunas de ellas son:
  • El alemán no se puede aprender de viva voz. El alemán es un problema «de codos».  
  • Es imposible aprender alemán sin haber estudiado previamente, y muy a fondo, su gramática.
  • No podemos llevar a cabo la correspondiente declinación si previamente no conocemos el a veces enigmático género (masculino, femenino o neutro) de la palabra alemana en cuestión.
  • No podemos comprender el sentido pleno de una frase hasta que el interlocutor o el escritor la concluyan, pues el verbo se sitúa muchas veces al final.
  • Si no se estudia su gramática como si fuera, por ejemplo, una asignatura de Anatomía, de Derecho Procesal o de Contabilidad (lo cual supone «repetir y memorizar» muchas veces), ni es posible comprender ni tampoco lanzarse a hablar o a escribir en ese idioma.
  • Su vocabulario de uso habitual es más reducido que el del inglés.
  • Se pronuncia como se escribe, lo que hace posible que los alemanes nos comprendan en el lenguaje hablado, por mucho acento extranjero que tengamos y por mucho que desconozcamos la amplia gama fonética de las vocales. Además, como apenas hay diferencia entre la palabra escrita y la hablada, si hemos llegado a entender lo que se escribe, entonces también hemos llegado a hacerlo de lo que se habla. 
  • La filosofía alemana sigue figurando en un primer plano porque, como afirmó Heidegger, la flexibilidad del idioma para crear nuevas palabras o para juntar en un solo vocablo, por ejemplo, sustantivos entre sí o con adjetivos o con participios pasivos, permite formular con una gran economía y precisión un determinado concepto.

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