Revista Cultura y Ocio
Carta del rey Enrique VIII dirigida al cardenal Thomas Wolsey (1518)
La subida al trono de Enrique VII e la instauración de la dinastía Tudor da inicio a la Edad Moderna en Inglaterra, sin embargo el comienzo de la modernidad propiamiente dicha será con el reinado de Enrique VIII (1509-1547).
Durante la Baja Edad Media el país había sido lingüísticamente dispersado y triglósico, dividido en múltiples hablas locales. En 1500, seis lenguas se hablaban en las Islas Británicas: inglés, galés, córnico, gaélico escocés, norn y francés normando. La lengua popular se encontraba marginada al latín o el francés normando en los ambitos de la religión, la justicia, la educación y el gobierno.
Las motivaciones sociopolíticas fueron las que propiciaron que una determinada forma de escribir o hablar se considerara superior a las demás. En el caso de Inglaterra, fueron las circunstancias históricas que hicieron de Londres la capital política, económica y cultural del país las que determinaron el sentido de la estandarización lingüística.
A finales del siglo XIV, gracias al prestigio de las obras de Geoffrey Chaucer y John Gower, el habla de la capital comenzó a ser objeto de imitación en todo el país hacia 1430, cuando la Cancillería Real se inclinó por el uso de la lengua vulgar en sus documentos. La posterior instauración de las imprentas inglesas en el área de Westminster-Londres estableció definitivamente a la variedad londinense como modelo nacional.
Tanto la Cancillería Real como las imprentas inglesas se consideraban más relevantes que el sistema educativo. Por interés político o pragmático comercial, una u otra daban prioridad en su producción escrita a la gran mayoría del pueblo que no sabían latín, y que, aún cuando fuese analfabeta en su propio idioma, podían al menos entender aquellos que leían en voz alta los documentos oficiales o los textos impresos. Por lo tanto, eran las dos instituciones con mayor capacidad de influencia a nivel nacional.
No obstante, a finales del siglo XV el carácter estándar de la lengua de Londres no había sido todavía conscientemente asumido por los ingleses. Al mismo tiempo, lo más innovador durante el reinado de Enrique VIII fue la propagación de la actitud unificadora del lenguaje hablado y el reconocimiento rotundo de la existencia de una variedad supradialectal prestigiosa.
Un buen ejemplo de ello son los educadores. Thomas Elyot aconseja en su The Gouernour (1531),dedicado a Enrique VIII, "que se seleccione cuidadosamente a las damas que cuidan de los niños de la nobleza, con el proposito de que, si no hablan buen latín al menos que se expresen en un inglés limpio, educado y perfectamente pronunciado, sin omitir ninguna letra o sílaba". El libro de Elyot se trata de un tratado de filosofía moral que intentaba servir como guía para educar a los destinados a ocupar puestos de alto rango en la corte , y para inculcar los principios morales que les podrían ayudar a desempeñar sus funciones.
Sir Thomas Elyot (1490-1546) fue diplomata, miembro del Parlamento, escritor humanista y amigo de Sir Thomas Moro.
Un caso curioso e ilustrativo de la situación que Elyot hace mención es el de Lady Margaret Bryan (c.1468-c-1551/52) (neé Bourchier), el aya de los hijos de Enrique VIII: María, Elizabeth y Edward. Entre la correspondencia recibida por Cromwell hallamos una misiva escrita en 1536 por Lady Bryan a cuyo cuidado se encontraba la princesa Elizabeth. El texto de la carta está lleno de rasgos vulgares o dialectales: Pronunciar o escribir por aquellas fechas et "it", har "her", ene "any", sych "such", bot "but", myche "much", owen "own", wel "will", lordischep / lordsychep "lordship", joge "judge", etc., era propio de personas poco instruidas y provincianas.
Según Thomas Moro, más de la mitad de los ingleses no sabía leer. Además, el número de los que sabían escribir era probablemente menor, pues en aquella época tales destrezas no iban a la par como hoy en día. El aprendizaje de la escritura, mediante la práctica de uno o más estilos caligráficos, era un paso posterior que no todos daban o daban sólo imperfectamente. Asimismo cabe mencionar que se puede apreciar cierto incremento en el porcentaje de personas alfabetizadas en comparación con el período bajomedieval tardío.
Los grandes nobles tendían a considerar el ejercicio de la escritura como un oficio impropio de su rango, por el que pagaban a secretarios y amanuenses (escribiente, persona que se dedica profesionalmente a escribir a mano, al dictado o copiando). El semianalfabetismo de Edmund de la Pole, conde de Suffolk (1471/72-1513) y frustrado pretendiente al trono de Inglaterra no era probablemente excepcional. A principios del siglo XVI los nobles ingleses pasaban por ser los más incultos de Europa.
Los estudios académicos siguieron volcados hacía el aprendizaje de la lengua latina. Los humanistas la apoyaron considerablemente, además de tratar de equilibrar la formación lingüística mediante ejercicios como el de la doble traducción; que fomentaba el estudio comparado de las lenguas latina (o griega) e inglesa.
El Nuevo Testamento de William Tyndale (1526) se convirtió en la base para posteriores traducciones al inglés. Trabajos con éste propiciaron a que la lengua vernácula se extendiera y consolidara por todo el reino.
Continuará...
Bibliografía:
Onega, Susana. Ed. Estudios literarios ingleses. Renacimiento y Barroco. Madrid: Cátedra, 1986.
Cunliffe, Barry: The Penguin illustrated history of Britain & Ireland: From earliest times to the present day, Penguin, 2004.
http://www.luminarium.org/renlit/henrytowolsey.htm
http://www.bl.uk/onlinegallery/sacredtexts/tyndale_lg.html
http://en.wikipedia.org/wiki/Thomas_Elyot