Revista Cultura y Ocio

La Leona y el Beduino

Por Susana Peiró @MujeresHistoria
La Leona y el Beduino
-¡Oh Dulce-Amiga! ¡Eres más hermosa que el oro fundido, tu cabellera más abundante que la de una leona del desierto y tus pechos más frescos y más suaves que el musgo de los arroyos!" Capítulo 60“Las Mil y Una Noches”
Y cuando llegó la noche…
La Leona y el BeduinoEn el verano de 1881 los Mezrab de la tribu de los Anazeh, daban el último adiós con todos los honores a Elizabeth Jane Digby, una británica que había vivido entre ellos los últimos veinticinco años de su vida como una verdadera beduina, y se había ganado el respeto y cariño de los habitantes de Damasco.
 Antes de habitar un jaima, teñir su rubio cabello de negro, pintarse los ojos con kohl, ordeñar camellas, preparar la comida de su esposo y lavarle los pies…  Elizabeth Jane Digby el Mezrab, había sido la aristocrática Lady Jane Digby.
Todas las cualidades parecían confluir en ella: era una de las mujeres más hermosas de su tiempo, estaba dotada de inteligencia poco común,  dominaba nueve idiomas (1) y era salvajemente seductora. Tanto, que para la historia de Inglaterra, el sobriquet Lady Jane fue sinónimo de vida escandalosa y promiscua.
Desde que fue presentada en sociedad a los 16 años, Lady Jane se acostumbró a deslumbrar. Entre sus amantes más célebres estuvieron Honoré de Balzac (la adoró e inmortalizó en el personaje Lady Arabelly Dudley), Luis I de Baviera (incluyó una pintura de Jane en su famosa galería de beldades) el rey Otto de Grecia (hijo de Luis I) muchos nobles y un caudillo griego. Por supuesto entre-amantes también tuvo tres maridos: Lord Ellenborough (veinte años mayor) el Barón Venningen (dignatario de la corte bávara) y un conde griego de apellido Theotokis.
A los 46 años la aún espléndida Jenny, cautivada como el resto de los dieciochescos por los relatos de Scheherazada, sintió la llamada de Oriente y partió hacia el mundo mágico y misterioso de las Mil y Una Noches. El destino le deparaba un cuarto y último marido más joven que ella: Abdul Medjuel el-Mezrab, culto y refinado jefe árabe de la tribu de los Mezrab.
La Leona británica se enamoró for ever and a day (2) del oscuro Beduino. Desde entonces Damasco, los restos de la majestuosa Palmira de Zenobia y ese desierto donde el sol se raspa contra los bordes agrestes de las dunas, fueron escenario de uno de los amores más ardientes y románticos que se recuerdan…un amor digno de otro cuento en ese libro circular e infinito. (3)
   “En este momento Scheherazada vió aparecer la mañana y, discreta como siempre, dejó la continuación del relato para el otro día.”
(1) Luego sumó el árabe y otros varios dialectos.
 (2) “La idea de infinito es consustancial con Las mil y una noches” “Creo que reside en el hecho de que para nosotros la palabra “mil” sea casi sinónima de “infinito”.Decir mil noches es decir infinitas noches, las muchas noches, las innumerables noches. Decir “mil y una noches” es agregar una al infinito. Recordemos una curiosa expresión inglesa. A veces, en vez de decir “para siempre”, for ever, se dice for ever and a day, “para siempre y un día”. Se agrega un día a la palabra “siempre”. Lo cual recuerda el epigrama de Heine a una mujer: “Te amaré eternamente y aún después”. 7 Noches – Jorge Luis Borges
(3) “Las mil y una noches es un libro vertiginoso como pocos, libro de muñecas rusas que tanto fascinó a Borges. Y como no tiene final, su final es felíz” Adolfo Castañón.

Volver a la Portada de Logo Paperblog