No estoy al tanto de qué tan conocida sea la frase “meter la pata”, pero en caso de que no se conozca demasiado, lo traduzco: se trata de equivocarse.
¿Cuál podrá ser esa joya literaria que exploró las reacciones humanas ante un “error”? Seguro hay otras y no me quedan dudas de que este libro enfoca muchos más aspectos, pero no debo divagar.
Me senté frente al ordenador para hablar sobre algunas curiosidades que observé en la lectura de “La letra escarlata”, una pieza literaria que Nathaniel Hawthorne tuvo la gentileza de poner por escrito, publicándose en 1850.
Quienes no lo hayan leído, probablemente han escuchado sobre este libro, en el que una mujer se ve duramente juzgada y condenada por sus pares al haber traicionado a su marido. La historia transcurre en el siglo XVII, en un ambiente puritano equivalente al aún ahora temido “pueblo chico”, imagino saben a lo que me refiero. Conforme avanzaba en la lectura iba descubriendo cómo manejaban sus propias culpas y rencores todos los personajes notables.
Y, ¿qué aprendí? Aprendí de Hester que asumir las culpas es lo que hace falta para superarlas. Aprendí del ofendido que el rencor es poderoso en muchos sentidos. Con el otro implicado en la afrenta, aunque ustedes no lo crean, es con quien aprendí más. Y, desde luego, redescubrí en una historia de otro lugar y época, a la sociedad de siempre y su capacidad de hacer pedazos, no a los “culpables”, sino a los que no saben cubrir sus movidas.
En un sentido general, esta obra es bastante profunda, explorando muchos más sentimientos que la culpa o el rencor, y las implicaciones de cada uno de los actos humanos, ya sean injustificables o vengan respaldados por el amor, el honor o la honestidad.
Y mejor aquí me detengo. No quiero dar demasiada información para no arruinarle la sorpresa a lectores potenciales, porque, créanme, esta es una obra literaria que vale la pena leer.