Hace muchos años, hablando con una buena amiga acerca del humor en la literatura y de cómo éste se consideraba un elemento de segundo orden a la hora de valorar la calidad de una obra, me puso entre las manos un pequeño libro de cuentos.
-Sé que te gusta el humor pero que te fascina la sátira y estoy segura que lo vas a saborear-me dijo.
Fue un auténtico flechazo. Ese día descubrí a un escritor que componía una feroz crítica de la sociedad mexicana, su tierra natal, con una maestría sin igual.
Hay un dicho popular mexicano que dice:
“La ley de Herodes: o te chingas o te jodes” y ese es el punto de partida que utiliza el autor para componer los personajes.