El pasado 26 de diciembre se cumplieron diez años de la ley de la Memoria Histórica. Una ley que al parecer de muchos –entre otros el que escribe— se quedó corta y que según peperos y otros derechistas fue demasiado lejos.
¿Y qué ha pasado en estos diez años? Poca cosa. Mientras que el timorato Zapatero trató de empezar a poner la ley en práctica, la llegada de Rajoy la ha dejado seca. Absolutamente a cero. Sin presupuesto, que no es sino una fórmula para incumplirla durante su presidencia. No se atrevió a derogarla, pero es lo que ha hecho de facto. Hoy, nos encontramos sin Verdad, sin Justicia y sin Reparación para esas víctimas de última categoría.
Orgulloso de tal hecho, Rajoy ha podido seguir actuando desvergonzadamente en contra de las víctimas de la Guerra Civil y del franquismo, como heredero del mismo, obstaculizando la recuperación de los cuerpos, hoy en cunetas y en lugares indignos y desconocidos.
Una afrenta que muchos no perdonamos. Mientras que trata con un cuidado excelso a las víctimas del terrorismo de ETA –lo que me parece bien--, ha abandonado a las otras víctimas del terrorismo más importante que ha habido en España, el del franquismo. Así, hoy todavía hay 140.000 víctimas del franquismo desparramadas por los lugares más infames, haciendo de nuestro país, el segundo en el mundo, en número de desaparecidos, después de Camboya.
¿Alguien puede imaginar qué ocurriría si el presupuesto de las víctimas yihadistas y de ETA fuera cero patatero?
Hoy todavía podemos leer en distintos callejeros, títulos de calles, plazas o callejones que honran a ilustres golpistas y torturadores. En esto, algo se ha avanzado. Sin embargo, cuando se ha pretendido cambiar algún nombre franquista de alguna calle –como ejemplo, el de Millán Astray, criminal fundador de la Legión--, se ha paralizado por orden de la Justicia que también se pone del lado de los golpistas.
Y mientras que los cuerpos de los que lucharon en el bando golpista han sido durante décadas honorados, los del bando republicano constitucional han sido denigrados y aplastados con desprecio.
Podría suponerse que hoy con un parlamento donde el PP es minoría, será posible aplicar la ley y proveerla de un presupuesto digno. Sin embargo, el hecho es que Ciudadanos también piensa parecido, baste saber que Girauta, ese tipo que parece tan simpático, diputado portavoz en el Congreso y número tres del partido de Rivera, escribió un libro –La República de Azaña-- en el que sigue las tesis de Pío Moa, el seudohistoriador fascista que le prologó, y que justifica y apoya una II República golpista, frente a unos militares patriotas que salvaron a su España.
El mayor mausoleo que demuestra la más absoluta inequidad y criminalidad es el Valle de los Caídos, un monumento que edificaron a la fuerza presos políticos del franquismo, y donde todavía hay casi 34.000 cuerpos, muchos de los presos políticos que para más inri han sido enterrados cerca de su máximo torturador, el dictador criminal Franco.
Y podríamos seguir hablando de la represión franquista, de los torturadores que actualmente viven plácidamente, mientras sus víctimas reclaman justicia. Es el caso de, por ejemplo, Billy el Niño –un torturador cruel-- que ha sido reclamado por la Justicia Argentina, y que la Audiencia Nacional se niega a entregar.
Está claro que lo que esta derecha franquista y reaccionaria pretende es que al prolongar la situación en el tiempo, las víctimas del franquismo y sus familiares vayan desapareciendo, y con ello tratan de que se cumpla aquello de: “muerto el perro se acabó la rabia”. Lo que no han contado es que, al igual que otros heredan su franquismo, la rabia se puede heredar y los hijos y nietos de los ‘perros’ pueden seguir pretendiendo Verdad, Justicia y Reparación, hasta que se cumpla.Salud y República