Seguro que la mayoría de nosotr@s, por no decir tod@s, hemos oído hablar de Murphy y su famosa (e inoportuna) Ley. Probablemente, incluso seríamos capaces de parafrasear alguna de sus afirmaciones o comentar la idea de ellas. Y es que la famosa “si algo ha de salir mal, saldrá” o “la tostada siempre cae del lado de la mantequilla” forma parte de nuestro cotidiano día a día.
Hasta que indagué un poco no sabía quien era este buen hombre. Edward A. Murphy Jr. trabajó en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos llevando a cabo experimentos realizados con cohetes sobre rieles en 1949. Hay varias teorías sobre el origen de la ley de Murphy. De 1947 a 1949 se desarrolló un plan llamado MX981 cuyo objetivo era comprobar la resistencia humana durante rápidas desaceleraciones. Las pruebas usaban un cohete sobre rieles. En un principio se usaba un muñeco atado a una silla de trineo pero después fue el capitán John Paul Stapp quien reemplazó a este muñeco. Edward Murphy propuso sujetar medidores electrónicos al arnés del capitán para llevar a cabo las medidas. Su asistente llevó a cabo el cableado y se hizo una primera prueba con un chimpancé. Pero, sorpresa: los sensores dieron una lectura de cero. Había habido un problema con la instalación: cada sensor se había cableado al revés. Y ahí empezó la leyenda. Según otro ingeniero del equipo, George Nichols, Murphy, frustrado, le echó la culpa a su asistente indicando que “Si una persona tiene una forma de cometer un error, lo hará” Y de ahí a la famosa “Si algo puede ocurrir, ocurrirá” hubo un paso...
De hecho, sin importar cuál fue el origen exacto de esta ley, el espíritu es claro: intentar anticipar los error o fallos que al final probablemente se cometerán… ya que así ha de ser y así será, por supuesto, … por ley.
Esta ley es aplicable a muchos ámbitos de nuestro cotidiano día a día y en ese tecnológico siglo XXI, el mundo de la telefonía móvil es un claro ejemplo . “Si hay un momento en que vas a necesitar el móvil, en ese momento se te acabará la batería”. Por muy bueno que sea nuestro dispositivo, la ley de Murphy ya advierte de la alta posibilidad de que justo se acabe la batería cuando estás filmando ese momento mágico, o cuando se está capturando esa imagen increíble. O puede que el teléfono se apague cuando justo cuando se ha de llamar a la grúa o se necesita avisar de que se llegará tarde a esa importante cita o el GPS se “morirá” justo en esa carretera totalmente desconocida…
Y ahí nos acordamos de Murphy y de cómo su Ley se cumple de forma implacable… Pero tenemos a nuestro alcance alternativas para combatir esta situación. Puede ser una muy buena opción preparar para nuestros clientes regalos que les saquen del apuro en esos difíciles momentos: baterías externas personalizadas, prácticos cargadores de coche o incluso ecológicos cargadores solares. Son económicos dispositivos que si se eligen como regalo promocional permitirá que el cliente asocie la marca de nuestra a aquello que le sacó de un problema, a ese “elemento salvador”, logrando así un muy positivo impacto en él de nuestro marca.
Hay un interesante abanico de opciones. Descúbrelo. Si algo puede prevenirse, ¿por qué no hacerlo? ¿O prefieres, simplemente, que Murphy se salga con la suya y vuelva a tener razón?