Este gobierno que es claudicante con los débiles, se propone mañana aprobar la ley de economía sostenible, con ayuda de sus mamporreros de CiU.
Esa ley de nombre bonito esconde un proyecto conocido como ley Sinde –por citar por su nombre al miembro más ineficaz del gobierno— que no es sino un intento de acabar con la libertad de expresión en Internet. Una ley que da atribuciones de cierre a páginas webs a una comisión formada por el mismo ministerio de Cultura. Una ley que da poderes judiciales a un órgano que no lo es.
El objetivo es fácil, conseguir adocenar Internet y hacer de la Red una especie de televisión más, donde el poder pueda intervenir para evitar y acallar las críticas que le puedan proferir. Una forma de amaestrar este medio, hoy todavía libre.
Y hay que recordar que Wikileaks, hace unos días, nos ha informado de que el mismo gobierno yanqui ha presionado para que esta ley se promulgue y se pueda cortar de raíz los “posibles excesos” que se puedan cometer en la Red.
Nos quieren quitar lo único que a día de hoy es libre. Y ya sabemos lo que puede pasar cuando un gobierno interviene poniendo un bozal a Internet. Hace poco lo hemos visto en China, y en otros países totalitarios.
Además, esta ley se aprobará de forma soterrada, en una comisión, sin luces ni cámaras, de forma gris para quitarle publicidad, para hurtar la crítica.
No podemos quedarnos con los brazos cruzados. Nos jugamos mucho. Internet hoy es signo de libertad, de igualdad, de progreso. Y quieren entrar a saco para quitarnos el único medio democrático que existe. Ayer muchas páginas de descargas cerraron con un mensaje claro y rotundo:
No seamos cómplices, denunciémoslo y tratemos de que esta gente no se salga con la suya. Corre la voz, denúncialo, coméntalo. Nos jugamos mucho en este envite.
Si no quieres que te pongan la mordaza, oponte a este liberticidio.
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