El futuro político de Pedro Sánchez se presenta cada vez más sombrío, asediado por una cascada de investigaciones judiciales que erosionan la credibilidad de su Gobierno y del PSOE.
Como un capo que ha disfrutado de un poder casi absoluto, ahora siente cómo la Justicia, lenta pero inexorable, le persigue con el mazo.
Hay al menos diez sumarios por presunta corrupción que le acechan a él, a su familia y a su partido, desde el juicio inminente contra su hermano David por prevaricación y tráfico de influencias en la Diputación de Badajoz, hasta la continuación de la causa contra su esposa Begoña Gómez por tráfico de influencias y malversación, pasando por tramas como el caso Koldo, con Ábalos y ex altos cargos en el banquillo, y piezas separadas sobre pagos en metálico en Ferraz que podrían revelar una financiación irregular del partido.
Estos procesos representan un cerco que se estrecha alrededor del presidente, con expertos y analistas coincidiendo en que 2026 será un año judicialmente intenso, marcado por juicios clave y posibles nuevas ramificaciones.
El peso acumulado de estas causas —que incluyen rescates dudosos, contratos amañados durante la pandemia y hasta intentos de interferir en investigaciones— genera un desgaste irreversible, agravado por encuestas que muestran al PSOE en mínimos históricos y a una mayoría de españoles demandando elecciones anticipadas y esperando a que se abran las urnas para castigarle.
Sánchez, aferrado a su "manual de resistencia", promete aguantar, pero el tsunami judicial amenaza con arrasarlo todo: su legado, su partido y su permanencia en Moncloa.
Pero hay otra Justicia, la del pueblo, que también amenaza a Pedro Sánchez con derrotarlo en las urnas, como acaba de suceder en Extremadura. Esa justicia popular se ha convertido en una tendencia imparable que terminará expulsándolo del poder. Votar contra Sánchez y abuchearlo en las calles están de moda y esa moda arruina a los candidatos socialistas en toda España.
El tiempo de la impunidad parece haber terminado, y tanto la ley como España, al fin, podrán cobrar su deuda con quien causó demasiado daño y se creyó intocable.
El criminal nunca gana.
Francisco Rubiales
