Revista Libros
Mucho antes de que la cultura popular consagrara la figura de la mujer que aguarda el retorno del héroe aventurero, los clásicos trataron este motivo con la belleza y perfección que les es propia. Tendrán ustedes en mente, imagino y espero, la homérica historia de Penélope tejiendo y destejiendo durante -¡ahí es nada!- dos décadas. Menos conocida es la leyenda de Ceix y Alción, que Ovidio incluyó en sus Metamorfosis y que Irene Vallejo, como ya hizo con la Eneida en El silbido del arquero, reelabora en un cuento tan hermoso por fuera como por dentro: La leyenda de las mareas mansas.Con el talento lírico que ya demostró en la citada novela, Irene Vallejo adereza el relato ovidiano y lo adorna con ropajes de cuento popular, de esos que a todos nos encantaba escuchar o leer de niños bien arropados en la cama, mientras fuera arreciaba el temporal. Añade, por ejemplo, unos cuantos apóstrofes al lector que, lejos de romper la ilusión poética, nos convierten en cómplices de una hermosa historia de amor y de muerte, naufragios fatídicos, esperas vanas, sueños poco reparadores y, faltaría más, alguna que otra metamorfosis en martín pescador.Si todo ello viene, además, vestido con las elegantes ilustraciones de Lina Vila, hermosas acuarelas en los tonos azules y anaranjados del martín pescador, una no puede hacer más que instarles a conseguir este precioso volumen y, por supuesto, susurrarles que lean, lean y vean, vean...