Bronce europeo en 2001, plata europea en 2003 y 2007 y dos oros europeos consecutivos (algo que nadie lograba desde Yugoslavia en 95 y 97) en 2009 y 2011. A esto hay que añadir la plata olímpica de 2008 y el oro mundial de 2006. Siete medallas y una única palabra para describirlo: leyenda.
La Leyenda de los Juniors de Oro. Esa que empieza, como recuerda Berni Rodríguez en el libro 'Basuketoboru', la selección española de baloncesto desvela las claves del equipo perfecto, en una habitación algo cochambrosa en Varna. Allí, los júniors se proclamaron campeones de Europa y un año después del mundo. Allí estaban Pau, Navarro y Felipe. Calderón se lo perdió por lesión. También estaban otros como Raúl López, Cabezas y Antonio Bueno que han ido apareciendo y desapareciendo de la absoluta.
Desde que empezaran a forjar la leyenda en el 98 no han parado de conseguir éxitos siendo un ejemplo dentro y fuera de la cancha para el deporte, la sociedad y la empresa con una interminable lista de valores por bandera como el sacrificio, el esfuerzo, la ilusión, el compromiso, el respeto y el trabajo en equipo apoyada como no en el talento y la calidad del individuo que lo pone al servicio del colectivo.
Los Juniors de Oro se han convertido en Seniors de Oro sabiendo transmitir sus valores a los jugadores de distintas generaciones que se han ido uniendo a la piña como Rudy, Marc, Sergio Llull y Rodríguez, Mumbrú, Claver, Suárez, Sada, San Emeterio, Ibaka etc. Los fueron heredando de los herreros, rodríguez, reyes, angulos y que también vivieron los Jimenez o Garbajosa, de una generación intermedia que se mimetizó a la perfección con el bloque más joven desde la experiencia.
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