Revista Opinión

La Libertad de Expresión tiene límites

Publicado el 16 enero 2015 por Alberto Alberto Rodriguez Garcia @albertoalmundo

 

Polémico asunto éste de la LIBERTAD DE EXPRESIÓN…

¿Somos libres para agredir físicamente a alguien? Muchos dirán que no de forma absoluta. Yo sin embargo digo que eso es muy RELATIVO. El caso más evidente en el que SÍ somos libres para agredir e incluso matar, es cuando nuestra vida está en peligro y mediante esa agresión nos libramos de ese peligro.

El caso de la libertad de expresión es una analogía a la libertad de agresión física, cuando lo que vamos a expresar puede dañar, molestar o herir a alguien. No nos debemos limitar a la idea de que no es lo mismo un “bofetón” que un “insulto” (con todas las variantes de “bofetón” e “insulto”). Un “insulto” a menudo es mucho más hiriente que un “bofetón”. Por lo tanto, no se debe diferenciar tanto entre agresiones físicas o verbales.

En definitiva, de lo que estamos hablando es de LIBERTAD DE ACCIÓN, ya sea física o verbal. ¿Dónde acaba esa libertad de acción? Pues como se suele decir, donde empieza la libertad de acción del otro… Pero esa típica expresión dice muy poco. Voy a intentar dar mi interpretación de la misma.

Nuestra libertad de acción no viene delimitada por la “cantidad de daño” que generemos a nuestro prójimo. Es decir, no podemos dejar de actuar en nuestra vida por el daño que podamos infligir a los demás. Al menos, ese no debe ser el único parámetro a tener en cuenta. Creo que el único parámetro adicional a tener en cuenta es el de la JUSTICIA… ¿Es justa mi acción “agresiva”?…

Yo creo que hay muchos momentos en nuestra vida donde debemos actuar agresivamente para defender nuestra persona… Es mucho más recomendable el diálogo y las “buenas maneras” claro. Pero hay mucha gente que, por la razón que sea, ni dialoga ni acepta las “buenas maneras” y sólo quiere IMPONER su criterio, sin más alternativas. Entonces es cuando DEBEMOS ser agresivos, sin más alternativas tampoco. Por eso no me considero pacifista, al menos en su sentido más estricto.

En una mutua relación agresiva pues, siempre entrará la duda de quién tiene la justicia de su lado, puesto que ambas partes están intentando imponerse a la otra, sin diálogo alguno. El quid de la cuestión es saber quien abandonó antes las “buenas maneras” y empezó a imponer su criterio sin más. Supongo que por esa razón, la PROVOCACIÓN siempre es una alternativa arriesgada para iniciar un diálogo porque el provocado puede entender que esa provocación es simplemente el inicio de una imposición. Pero este es otro tema.

Otro aspecto interesante de la libertad de expresión/acción es la FORMA… Y me refiero particularmente al SARCASMO… ¿Tenemos siempre la libertad de actuar de forma “burlona”? Yo creo que, de forma general, NO. Evidentemente, podemos ser graciosos o bromistas con acciones que no vayan a molestar a nadie. Pero cuando nuestras acciones es muy probable que molesten, debemos ser muy comedidos al utilizar la burla para expresarlas.

En mi opinión, el sarcasmo sólo se debe utilizar cuando lo que denunciamos no es muy grave y además es muy evidente… Entonces, en lugar de “hacer un drama” al ponernos serios, preferimos hacer una broma sobre lo que queremos denunciar… En estos casos, el destinatario del sarcasmo lo entiende fácilmente y rectifica de una manera sutil e incluso siguiendo el mismo patrón cómico y “aquí no ha pasado nada”… Pero si el problema es importante, polémico, abstracto, etc; creo que el sarcasmo no es en absoluto apropiado.

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¿Y cómo afecta toda esta teoría al caso del atentado islámico en París?

1) ¿Qué intenta una publicación satírica como la que publicaban esos periodistas?

Al ser satírica es directamente “agresiva”… ¿Busca esa agresividad algún objetivo concreto o sólo la burla y el menosprecio?

2) Independientemente de la respuesta al punto 1), ¿es aceptable que se emplee el sarcasmo en temas tan polémicos como la religión? Por lo expuesto anteriormente, creo que este punto se responde fácilmente: NO, en absoluto. Cómo dice el Papa, creo que no debemos tolerar que temas controvertidos, polémicos, abstractos; sean tratados de forma satírica, burlona y incluso despectiva, sea cual sea el tema concreto tratado.

3) Independientemente de las respuestas finales a los dos puntos anteriores, ¿tienen alguna justificación los terroristas?

La “agresión final” (muerte) sólo puede ser justificable por algún tipo de agresión recíproca muy “cercana a la muerte” (defensa personal) o cuando se defiende un Principio Fundamental que está siendo vulnerado de una forma evidente. Pero está claro que estos terroristas (en general todos ellos) no se sentían en peligro de muerte debido a sus víctimas. Por lo tanto sólo queda la otra opción: ¿Estaban los periodistas violentando algún Principio Fundamental para los terroristas?…

Para responder objetivamente a la pregunta anterior primero hay que definir qué es un “Principio Fundamental”… Lo que es seguro, es que no es una idea basada en la FE de cualquier religión… Un Principio Fundamental es un concepto, sobretodo, muy OBJETIVO, tangible, real… Un Principio Fundamental es “no matar sólo por motivos de religión o etnia”… Si hubiera un estudio objetivo que dijera que los judíos realmente suponían una amenaza real para el resto de la Humanidad, quizás Hitler hubiera tenido razón al dirigir el genocidio nazi… Pero eso no es así. En su caso, sus ideales estaban basando en cuestiones totalmente SUBJETIVAS, abstractas e indemostrables total y absolutamente.

Estos terroristas se movían básicamente por su FE. Por lo tanto, la respuesta objetiva a la pregunta del punto 3) era, como se esperaba, NO; en absoluto estaban moralmente autorizados a matar a esos periodistas, por supuesto. Pero con el razonamiento anterior, se ve claramente la razón por la cual no hay justificación posible a esos asesinatos.

Por lo tanto, ya tenemos algunas conclusiones:

- Los periodistas no tenían el derecho a publicar sus opiniones de esa FORMA, sarcástica y satírica.

- Los asesinos de esos periodistas son realmente terroristas fanáticos.

La primera conclusión responde al punto 2) y la segunda al punto 3). Quizás sorprenda a algunos “fanáticos de la libertad” mi restricción a la libertad de expresión pero creo que está muy bien argumentada (me encantaría debatirla, por cierto).

Pero, ¿qué respuesta tenemos para el punto 1)?… ¿Buscaban los periodistas un verdadero cambio de actitud en los islamistas radicales? ¿O más bien ya estaban en la etapa de agresividad “post-diálogo”? (aceptable según mis criterios). Yo creo que estaban en esa etapa agresiva, aunque fuera sólo mediante el lenguaje y los dibujos…

¿Es por lo tanto una forma de guerra dialéctica la que estaban liderando estos periodistas? Parece ser que sí… ¿Estaban legitimados para provocar esa guerra? La respuesta a esta última pregunta se resuelve atendiendo a la predisposición al DIÁLOGO de esos periodistas y la sociedad que los apoyaba.. ¿Hemos (como sociedad laica-occidental) intentado DIALOGAR con las sociedades religioso-islámicas para intentar llegar a acuerdos de RESPETO mutuo? Quizás aquí es donde empezó el problema en una sociedad cada día más GLOBALIZADA…

Mientras, por razones físicas y tecnológicas, las diferentes culturas permanecían muy separadas, ningún diálogo era necesario. Sólo regía la ley “universal” de que , “cada uno en su casa hace lo que le da la gana”… El problema es cuando, de forma natural, tu casa empieza a recibir “visitantes inesperados” o cuando tu mismo necesitas visitar otras “casas desconocidas”…

No creo que ningún organismo neutral e internacional haya intentado nunca ofrecerse como intermediario entre este conflicto de civilizaciones que, poco a poco ha ido creciendo de la mano de la globalización. Simplemente hemos ido “haciendo nuestra vida” como si la globalización no nos afectara en absoluto. Pero eso, que ha sido un gran error en otros aspectos como el económico, también lo ha sido en el tema social. Se puede decir que empezó con el atentado de las Torres Gemelas en New York, en septiembre de 2001, y poco o nada se ha hecho desde entonces, más que pasar a la defensiva en lugar de intentar realmente DIALOGAR y buscar consensos.

Por lo tanto, yo creo que los periodistas asesinados no tenían derecho a iniciar este tipo especial de guerra, precisamente porque no ha habido ningún diálogo claro entre estas dos culturas enfrentadas… Podían sin embargo, haber publicado artículos “serios” donde se expusiera el problema, sin burla ni sarcasmo. El problema es que eso no llama la atención de ningún bando claro… La única disculpa que les quedaba pues, era la del uso de la PROVOCACIÓN como medio para captar la atención y después iniciar el diálogo… Pero es evidente que ya habían captado la atención del mundo islámico y de tus extremistas y aún así seguían provocando. Por lo tanto, opción descartada.

Finalmente, yo creo que la guerra dialéctica liderada por estos periodistas no era justa… Por lo tanto, yo creo que los gobiernos deberían restringir este tipo de publicaciones de “violencia periodística gratuita” en el futuro. La respuesta final al punto 1) es pues, que los periodistas sólo buscaban la burla y menosprecio de cierta parte de la población musulmana.

Mis conclusiones finales son muy claras y evidentes:

a) Los periodistas obraron mal al burlarse del Islam en general ya que sólo buscaban el menosprecio de esa parte de la sociedad. La libertad de expresión tiene límites y se deben respetar e incluso se debe legislar en esa línea.

b) Nadie tiene derecho a responder con la muerte con argumentos tan subjetivos como la FE. Los asesinos de esos periodistas son finalmente terroristas muy peligrosos y sin ninguna justificación real.

c) Algún organismo internacional y humanista (por encima de religiones) debería tomar parte activa en el conflicto entre el laico occidente y el islámico mundo árabe. Y eso debería ser antes de que la guerra, en el formato que sea, se extienda y se haga mucho más presente que con atentados terroristas puntuales.


 

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