La librería ambulante es una novela corta de Christopher Morley y es un libro maravillosamente bueno. Después de haber leído La montaña mágica necesitaba leer algo liviano de lectura ágil para "despejar" mi mente de literatura densa. Hacía días que oía hablar de este libro que circulaba por casa y que todo aquel que lo había leído se deshacía en multitud de elogios, asi que me dije que era una ocasión estupenda para ver si este libro se merecía tal popularidad. Y la verdad es que se merece todos los halagos posibles y más. Es un libro ameno, con una historia súper entrañable y de fondo, un ensayo literario sobre la importancia de los libros en nuestra vida.
La historia nos sitúa en la segunda década del siglo XX, en la América profunda donde empezaban a convivir los tractores con los nuevos automóviles. Es medio de esta transición, se encuentra el señor Roger Mifflin, un librero ambulante que desea volver a Brooklyn para escribir un libro de sus aventuras. Mifflin tiene el Parnaso (librería ambulante), el caballo Pegasso y el perro Bock de Boccacio.
Mifflin quiere vender su Parnaso a Andrew McGill, un escritor en alza debido a su estilo sobre las vivencias rurales, pero al final se lo vende a su hermana Helen, una cuarentona regordeta.
A partir de este momento, Helen dejará de hacer hogazas de pan y empezará a vivir mil aventuras con Mifflin en su afán de hacer llegar los libros a toda persona viviente.
La librería ambulante tiene una secuela que se llama La librería encantada.
Lo dicho, un gran descubrimiento que nadie debería dejar de leer.
Aquí os dejo una mínima parte de lo que es el libro :)
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Parnaso ambulante de Roger Mifflin
Sabed, amigos, que tiene mi percherón
Más de mil libros, antiguos y de ocasión.
Del hombre los mejores amigos son.
Los libros que atiborran este gran vagón
Libros para todos los gustos son,
De líricos versos a las Musas,
Novelas apasionadas de prosa y buena cocina y agricultura.
Cada necesidad tiene su libro justo
Y los nuestros le dejarán a gusto.
Jamás habrá librero que dé alcance
A los finos libros de este Paraíso ambulante.
“Cuando le vendes un libro a alguien no solamente le estás vendiendo doce
onzas de papel, tinta y pegamento. Le estás vendiendo una vida totalmente
nueva. Amor, amistad y humor y barcos que navegan en la noche. En un libro cabe
todo, el cielo y la tierra, en un libro de verdad, quiero decir. ¡Repánpanos!
Si en lugar de librero fuera panadero, carnicero o vendedor de escobas la gente
correría a su puerta a recibirme, ansiosa por recibir mi mercancía. Y heme
aquí, con mi cargamento de salvaciones eternas. Sí, señora, salvación par A sus
pequeñas y atribuladas almas. Y no vea cómo cuesta que lo entiendan. Sólo por
eso vale la pena. Estoy haciendo algo que a nadie se le ha ocurrido hacer desde
Nazareth, Maine, hasta Walla Walla, Washington. ¡Es un nuevo campo, pero vaya
si vale la pena! Eso es lo que este país necesita: ¡más libros!”
“¿Sentido común? Por todos los santos, señorita, el sentido común es la
cosa menos común que hay en el mundo.”
“Ninguna criatura sobre la faz de la tierra tiene derecho a creerse un
ser humano a menos que esté en posesión de un buen libro. El hombre que tiene
unos cuantos buenos libros en su biblioteca hace feliz a su esposa, les
proporciona a sus hijos un negocio redondo y se da la oportunidad de ser un
mejor ciudadano.”
“No entendía cómo el trascendental misterio de hacer pan me había
impedido ver durante tanto tiempo los misterios del sol y el cielo y el viento
de los árboles.”
“La buena vida tiene tres ingredientes: aprendizaje, satisfacción y
deseo. Un hombre debería aprender sin cesar sobre la marcha; también debería
ganarse el pan para él y los suyos; y debería desear también, desear conocer lo
incognoscible.”
“Creo que leer un buen libro te hace modesto. Cuando uno logra ver con
lucidez el interior de la naturaleza humana, cosa que te proporcionan los
grandes libros, uno siente la necesidad de hacerse pequeño. Y cualquier cosa
que te haga sentir pequeño es maravillosamente buena.”