Revista Deportes
En cualquier país normal, con un mínimo de nivel cultural deportivo y futbolístico, el Barça actual sería un club reconocido y alabado por la inmensa mayoría, tanto en su filosofía de club alargada en el tiempo, como en el fútbol desplegado por la actual plantilla, con toda seguridad uno de los mejores de todos los tiempos, no sólo del Barça, sino de la Historia del fútbol.
Sin embargo, en España se han empeñado en desprestigiar todo lo conseguido por este equipo, subjetivamente desarrollar un fútbol espectacular, y objetivamente conseguir 12 de los 15 títulos disputados, además de ser la base del Mundial conseguido por su Selección en el pasado Mundial.
Y para ello han convertido esta Liga en la Liga de la mierda, donde la mecánica consiste en ir lanzando mierda continua y escalonadamente contra el Barça. El año pasado creímos haber llegado al límite de toda la mierda que es posible lanzar contra un club: rivales que se dejan perder, árbitros comprados, organismos federativos dominados, dopaje, rivales desaparecidos misteriosamente de las imágenes de la prensa del Imperio, violencia desmedida y consentida socialmente al eterno rival, rivales que siempre acaban en inferioridad, patrocinadores universales que influyen en las decisiones arbitrales, y muchos etcéteras.
Uno creía que el límite de mierda alcanzado el año pasado era difícil de superar, pero lamentablemente no ha sido así. Antes de comenzar la Liga, a la ya conocida violencia en el campo del gran rival, socialmente tolerada, hemos asistido a la violencia fuera del campo, la física del entrenador rival y la política mediante pancartas del Presidente de dicha entidad.
El volumen de mierda continuó días después con la invención, o ausencia de demostración, de palabras ofensivas desde el bando culé, para así justificar, y por tanto de nuevo volver a aceptar socialmente la mierda en forma de violencia.
Y antes del inicio de la Liga de la mierda, continuó el lanzamiento de la misma con posibles penaltis no señalados y banderas no aceptadas por el régimen, así como con el olvido voluntario de goles mal anulados y leyes de las ventajas no concedidas.
Y así llegamos al inicio de la Liga, con una buena dosis de mierda lanzada previa y estudiadamente al inicio de la misma, donde el gran rival goleó a un claro candidato al descenso, fruto del espectacular juego desplegado, evidenciando que las diferencias entre uno y otro eran realmente mínimas. Al día siguiente faltaban adjetivos en las crónicas para definir el espectáculo futbolístico (que lo fue).
Y cuando el Barça, ante un rival de Champions, obsequió, como mínimo, con idéntica exhibición futbolística, la Liga de la mierda continuó obsequiándonos con la misma, utilizando esta vez prácticamente las mismas palabras que la llevan definiendo en los últimos años. La Liga de la mierda pasó entonces a ser La Liga de mierda, y donde el día anterior era una exhibición ante un equipo a punto de descender el año pasado, ahora ante un rival de Champions era una evidencia de que esta Liga era una mierda y los rivales de Barça y Madrid no tienen nivel.
Así es la Liga de la mierda, en lo que desde la Central Lechera la han convertido. Mierda, mierda y más mierda hasta que no vean a su equipo donde ellos consideran que siempre debió estar.
Mañana la mierda será para Pep, para el amaño de partidos, para la dieta de Messi, para el mal rollo de los que no jueguen o para cualquier otra mierda que ellos consideren conveniente.
Y mientras, 3 Ligas, 2 Champions, 3 Supercopas de España, 2 Supercopas de Europa, 1 Copa del Rey y 1 Mundial de Clubes. Quizá para otros ésta sea la gran mierda.
Foto: http://www.sport.es/