GATTACA
En un futuro no muy lejano, los padres elegirían el sexo y las condiciones físicas e intelectivas de los hijos, y los que no cumplieran con las expectativas, o trabajarían al servicio de los perfectos, o acabarían en un desagüe genético, que se lo digan a Ethan Hawke, Uma Thurman y a Jude Law cuando trataban de burlar al perfeccionista sistema social de su país.Esto de la genética, amén de un mundo un tanto virgen, tiene también sus peligros, y el mayor de ellos radica en las experimentaciones bajo cuerda, en los tratamientos secretos que todo el mundo ignora hasta que son demasiado palpables. Tras mucho tiempo en el dique seco, he vuelto a poner a trabajar a mis contactos en el espionaje patrio, y los resultados son demoledores: la clase política dirigente lleva décadas participando en experimentos de selección genética, cuyo único fin es el de perpetuarse en el tiempo, y ponerse a salvo de las hordas de pelagatos indignados (y hasta funcionarios incluso) que amenazan con desterrarlos.
Las pruebas han ido saliendo a la luz muy poco a poco, y en los últimos meses la avalancha ha sido ya brutal. No contentos con esquilmar todos ellos la ubre estatal, han criado a sus vástagos con genes manilargos, caripétreos y ausentes de conciencia y remordimiento algunos. ¿Que no me creen? Ahí van algunos ejemplos demoledores: un hijo de Esperanza Aguirre entra como asesor en el Ministerio de Economía, una hija de Eduardo Zaplana lo hace (“asesorar”) en materias turísticas, otra hija de Federico Trillo ayuda a la alcaldesa de Cartagena (que además de munícipe es también diputada, no vayamos a dar puntada sin hilo). Ya, ya sé que alguno pensará que sólo son puestos laborales, y que de ahí a llenarse la bolsa aún va un trecho, cada vez más pequeño, pero trecho al fin y al cabo. Ah, y no me olvido de los de la rosa y la ceja, que tampoco se libraban del mal ni del contubernio genético.
Pero la cosa no acaba así, porque ahí están también Andrea Fabra, hija del hombre que posee el récord nacional de boletos de lotería premiados, sí, sí, el angelito que se hizo amigo de los parados en el Congreso, y Oriol Pujol, que anda manejando a su antojo las ITVs catalanas y todo lo que se ponga a tiro. Ahí ya no me pueden refutar la teoría de la génesis de Monipodio, llevan tatuado en lo más hondo del ADN el lema: “nacíos p’a trincar”, y luego se extrañan de que la gente proteste y los amenace, si total, son impunes ante la ley, a qué tanto revuelo.
En Irán han condenado a muerte a cuatro banqueros corruptos, y me da cierta envidia, aunque entre el corte de manos de la ley Islámica y la impunidad de aquí habrá algún término medio, digo yo… ¿O es que la modificación de los supuestos del aborto emprendida por Ruiz Gallardón tiene fines más altruistas que desconocemos? Seguiremos investigando, porque hay cierto duquesito ahora camuflado cuyos genes serían muy jugosos de analizar.