No más muertos en el Mediterráneo.
El Mediterráneo, el mar que baña nuestra costa, lugar escogido por millones de europeos para pasar el verano, es un mar, manso y cálido. Pero también es un mar terrible cuando lo cruzas en una lancha pequeña abarrotada de jóvenes, mujeres e incluso recién nacidos. Un mar negro durante la noche y frío cuando se acaba el verano. Un mar que se traga a personas que huyen de la guerra o del hambre, intentando atravesarle para llegar a Europa. ¿Cuántos de ellos no logran perecer en él? La organización United, con sede en Ámsterdam, no quiere que esos muertos solo sean datos. Desde 2006, United -junto a otros colaboradores- editan una lista que recopila información de cada una de esas personas que un día salieron de su casa y que nunca llegaron a ningún lado. La lista de la vergüenza europea recopila nombres, edades, lugar de origen, ciudad de destino y la causa de la muerte de decenas de miles de personas a principios de noviembre pasado. El diario berlinés Der Tagesspiegel –creado hace 72 años- publicó la lista completa en sus páginas, presentada en el III Salón de Otoño de Berlín. “Se trata de un intento de identificar a decenas de miles de muertos como seres humanos, con un origen, un pasado, una vida”, escribe el director del diario en el texto que acompaña a la lista. “Fuera de nuestras fronteras hay millones de personas que deben vivir en tiempos sin límites. Huyen del terror en su país, del hambre, de la sequía y las bombas. Queremos honrarlos, por un lado, y al mismo tiempo dejar claro que cada línea también cuenta una historia. Tenemos que involucrarnos con ellos, para actuar adecuadamente para el futuro porque la lista crece día a día”, relata.
El 30 de septiembre se habían contabilizado 35.597 personas ahogadas en el Mediterráneo intentando llegar a #Europa. Y ayer, el 18 de diciembre, Día Internacional de las personas migrantes, las noticias no parecen indicar que la voluntad de nuestros gobiernos fueran evitar más muertes. Sobre todo, cuando la activista Lola Gutiérrez ha sido condenada por la justicia griega por intentar ayudar a un chico kurdo iraquí de 17 años a llegar a Alemania para reunirse con su familia. En el mismo día, un grupo de policías ha sido denunciado en Melilla por una brutal agresión a un menor al que confundieron con un migrante. Hoy, muchos de esta migrantes están atrapados en fronteras, entre países que violan sistemáticamente sus derechos, en bosques o en campamentos, esperando la oportunidad de saltar una valla que les lleve a una vida menos mala o de subirse a una patera que puede sumarse a las hundidas antes de llegar a la costa. Ayer, 18 de diciembre, Día Internacional de las Personas Migrantes, las políticas de blindaje de nuestros Gobiernos no parece que vayan a cambiar. Y muchas personas, en muchos lugares, no estamos dispuestas a dejar pasar el día sin recordar que los derechos de las personas están por encima de cualquier frontera, pese a los peligros que ello conlleva.