Revista Series
6. The Newsroom
Volvió la pluma de Aaron Sorkin a nuestras pantallas y, como fan eterna de The West Wing y Studio 60, no podía estar más feliz de ver el detrás de cámaras de un noticiero de televisión. El idealismo y moralina de la serie, con la que trata de aleccionar a los norteamericanos Sorkin, parecen sacados de los 90, y la crítica, niños imberbes que poseen el poder de que alguien los lea, se incomodan en sus butacas de cinismo y desesperanza, descalificando lo que hace algunos años habrían encumbrado. Tiene ironía que lo mismo pasa en la serie: hemos perdido las ganas de hacer las cosas bien y aunque todos reconocemos cuál es el modo correcto, cuando alguien lo hace, no gusta. A mí todo esto me hace reflexionar. Hubo episodios que me emocionaron, hubo otros que me aburrieron, hay personajes y diálogos para todos los gustos, los personajes femeninos no me molestan más que los masculinos y menos en virtud o detrimento de su género. Lo que hace o dice MacKenzie McHale no caería tan mal de ser un hombre, Sloan Sabbith debería ser lesbiana, Don Keefer debería dejar de aparecer. Vamos, como la vida misma. Con un montón de gente que me gusta en su reparto, la segunda temporada de The Newsroom además promete la presencia de Grace Gummer y Rosemarie deWitt. Yo no puedo esperar más por ella.
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