Domingo literario. Y aquí estamos. Con horario de verano, que empieza a hacer calor. Hoy el termómetro a la sombra en Rivas ha marcado 24 grados.
Ya saben de qué se trata. Hay que acertar el autor y la obra del fragmento que les propongo. Así de fácil.
La obra oculta de la edición anterior fue: Canto castrato de Cesar Aira. Un escritor argentino de amplia obra y con mucho éxito de público y crítica encuadrado en la vanguardia argentina.
Acertó Aída el autor y Adanero el título.
Y sin mayor dilación les dejo con el fragmento de hoy:
No era nada especial: un bungaló de ladrillo con techo de hierro acanalado, como tantos otros. Pero su fachada se extendía atractivamente y las columnas y las galerías de cálido ladrillo servían de apoyo a flores y hojas. A su alrededor se extendían por todos los lados los jardines; el coche había avanzado a través de los campos de maíz que rodeaban la finca, desnudos ahora, campos de clara tierra rojiza, en los que el arado había trazado surcos de un rojo más oscuro, y jalonados por doquier de manchas de relucientes hojas doradas, que marcaban los puntos donde se habían amontonado las polvorientas fajinas de maíz. Luego cruzaron macizos de arbustos destinados a cortar el paso a los vientos que soplaban cruzando leguas de terreno desde las montañas circundantes, luego rosales; parecía haber varios acres de rosales, amarillos y encarnados y blancos, impregnando con su aroma el penetrante aire invernal
Pues eso. Ya está todo dicho. Les toca hablar a ustedes. Suerte y que les sea leve. Aquí les espero.
Salud y República