Ochenta y cinco años después de aquel clásico titulado ‘La llamada de la selva’, realizado por William A. Wellman, con el protagonismo de dos estrellas de la talla de Clark Gable y Loretta Young, ‘La llamada de lo salvaje’, el mítico relato de aventuras que Jack London escribió allá por 1903, nos ofrece este año su segunda gran adaptación cinematográfica. Contando con el protagonismo de otra estrella, en este caso más moderna, como Harrison Ford, la cinta viene a proponer un relato más cercano al original, donde el protagonismo casi absoluto es tomado por ese perro llamado Buck.
Llevando una vida de los más plácida en un gran rancho del Valle de Santa Clara, el día a día de Jack cambia por completo cuando el jardinero de la familia lo rapta con la intención de hacer dinero. De este modo, encerrado por su nuevo dueño en diversas jaulas y cajas, el animal es maltratado y fustigado hasta que consigue ser vendido a una pareja de franceses que son los encargados de llevar el correo de un pueblo a otro en pleno Alaska. Así, formando parte de esos tiradores del trineo, Buck conocerá a John Thornton, un antiguo buscador de oro del que se hará compañero inseparable…
La cinta del director de animación Chris Sanders (‘Lilo & Stitch’, ‘Como entrenar a tu dragón’, ‘Los Croods. Una aventura prehistórica’) toma la parte más sentimental del relato para hacer, en torno a ella, una narración con olor a clásico. Iniciándose de una manera bastante calmada, dando tiempo al espectador a que se adentre en la historia y los personajes con particular cariño, la película torna en su segunda mitad (esa en la que justo aparece el personaje de Harrison Ford con más protagonismo) en un errático y demasiado veloz cuento sobre los orígenes y las conexiones animales con ese descompuesto y feroz mundo “civilizado”.
Es curioso, y casi cómico, que un relato sobre el mundo natural tenga como protagonista a un animal creado íntegramente por ordenador. Porque así es, la propuesta de Sanders y su equipo ha sido la de prescindir de animales reales y crearlos desde cero digitalmente. De este modo, lo que en un principio sonaba a esa terrible adaptación de ‘El rey león’ (Jon Favreau, 2019), dónde la muerte emocional estaba presente en todos y cada uno de sus planos, aquí se transforma en un pequeño acierto, ofreciendo un filme mucho más centrado en la faceta animal, dotando de expresiones, de otro modo casi imposibles de conseguir, a su tierno y bonachón protagonista.
Cierto es que nunca llegamos a pensar que estamos ante un perro de verdad, pero la cinta tampoco lo necesita. Más cercana a esa animación de la filmografía de su director que a una película de carne y hueso, lo favorable de esta aventura recae en algunos pequeños tramos cómicos y otros de acción (esa caída de Buck tras la ruptura de un lago de hielo) dónde la expresividad creada digitalmente ofrece un lado cartoon divertido y entrañable. Sin embargo, y por desgracia, todo lo bueno acaba aquí. Si el lado poco realista no llega a desfavorecer al apartado animal, su artificialidad en los escenarios y paisajes sí que provoca un profundo rechazo y desconexión con una narración que se supone quiere acercarnos al mundo de lo salvaje. Todo respira un aire de de croma que resulta tan poco atractivo a la vista como al lado emocional.
De esta forma, el film se siente profundamente falso y es casi imposible vincularse con él, también debido a un guion de Michael Green que busca incansablemente el lado sensiblero. Por ello, una vez llegado el tramo final, donde los hechos deberían resultar una explosión de sentimientos y reflexiones, lo único que el espectador siente es indiferencia. Es una cinta infantil que no desagrada, pero tampoco deja una mínima huella. Todo parece cumplirse dentro de los parámetros de un producto prefabricado. Y en esto, su mejor ejemplo es el desenlace final. Cuando Buck reaparece para salvar a su dueño, la desgana con la que están filmadas las imágenes nos hacen abandonar todo lado humano y civilizado de un plumazo. Casi al igual que lo hace la cinta que, lista para salir al mercado, ya se ha olvidado por completo de lo más importante que tenía: sus personajes.
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- ##check## Lo bueno
- La creación digital de los animales está bastante lograda.
El tono cartoon que adquieren estos protagonistas caninos. - ##times## Lo malo
- Que resulte todo tan artificial y falso en su narración y paisajes.
Que la primera parte, algo más calmada y meditada, sea atropellada por un desenlace realmente veloz y mal filmado.
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- Ambientación 4.5
- Se antoja demasiado falso. Aunque en ocasiones funcione, y nos sitúe en parajes grandiosos, muchas partes de la cinta están empaquetadas en un aire digital que no favorece al mensaje de la película.
- Desarrollo de Personajes 5.0
- Algo flojo. Buck consigue transmitir algunas emociones, y su desarrollo es el más trabajado. Aun así, el resto de compañeros son simples caricaturas. El personaje de Harrison Ford queda totalmente dibujado a boceto, sin otorgar ninguna emoción, ni siquiera en su tramo final.
- Argumento / Guión 5.5
- Es interesante, y la historia original de London se mantiene en su mayoría con bastante respeto. Aun así, es mejor en su primera mitad que en la segunda, donde las prisas se adueñan del relato y todo resulta más fortuito y poco trabajado.
- Banda Sonora 6.0
- Es una buena partitura, bastante clásica, y con una utilización muy clásica también. Es lo normal en este tipo de películas, por lo que no molesta especialmente, pero en algunos tramos tiene una presencia demasiado elevada.
- Entretenimiento 5.5
- No se hace larga ni pesada, a pesar de tomarse su tiempo al principio. Aun así, la parte final, debido a lo previsible del guion y a lo poco atractivo de las imágenes, acaba haciéndose algo más cuesta arriba.
- Montaje / Innovación técnica 5.5
- La innovación, a nivel de la creación digital de los animales, es atrevida y no del todo insatisfactoria. Cierto es que en la búsqueda realismo, aunque está cerca de conseguirlo, no acaba por dar en el clavo. En cambio, dentro de su estilo cartoon, que ofrece multitud de gestualidades diferentes a los animales, la película mejora mucho. Por lo demás, una técnica demasiado artificial y un montaje poco calibrado llevan a la película a muchos momentos críticos en su ritmo.
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- Puntuación Total 5.5 / 10