Revista Cultura y Ocio

"la llamada". teatro lara. madrid

Por Orlando Tunnermann

“LA LLAMADA”TEATRO LARA. MADRIDWWW.EL-HOTEL-DE-LAS-ALMAS-PERDIDAS.BLOGSPOT.COM
(Divertida, emocionante, voces a la altura de las magistrales interpretaciones de Angy Fernández y Susana Abaitua. Trasfondo religioso y musical en clave de humor).
llamada
Cuando el río suena, agua lleva. Estoy firmemente convencido de que los fenómenos mediáticos del género que sean, cuando son capaces de “aglutinar" en los escenarios, estadios, patios de butacas, anfiteatros, cientos de miles de espectadores, todos ellos atrapados por el entusiasmo como víctimas de un sortilegio, eso necesariamente debe significar que el “objeto” que los produce es de gran calidad o tiene un diseño ingenioso, atractivo y diferente.
Independientemente de nuestros gustos personales, parece sensato pensar que si las masas dispares de nuestro mundo llegan al tácito acuerdo de alabar determinado producto, jalonándolo de atributos admirativos frente al desplante de unos pocos, esa gran mayoría no puede estar equivocada o, al menos, merece ser escuchada.
“La llamada” es parangón de onda expansiva y tornado de arena, lluvia y viento que todo lo arrastra a su paso. Un éxito fulgurante que se ha visto recompensado recientemente por el advenimiento de un "hijastro" en el celuloide, o lo que es lo mismo, la versión para la gran pantalla. El musical escrito y dirigido por Javier Ambrossi y Javier Calvo nos lleva de la mano al sagrado recinto cristiano del campamento La Brújula para presentarnos a dos muchachas tan casquivanas y díscolas como adorables desde el minuto cero. Las dos amigas, Susana (Angy Fernández) y María (Susana Abaitua) son como un febril poso de hormonas revolucionadas que se moviesen por inercia centrífuga, imposible de amarrar ni atenuar tanta impetuosidad ni con medio litro de cloroformo. La química, complicidad, naturalidad y salubre amistad entre las inseparables compañeras es sin duda un acierto en plena diana, un lanzamiento de saeta a lo Robin Hood, una elección inmejorable de personajes y actrices para que “La llamada” se convierta en una invocación al aplauso y a los patios de butacas llenos. El argumento en sí es lo más irrelevante, algo casi insustancial y subalterno, como una mera gargantilla en el cuello de ibis de Nefertiti o una vulgar diadema en la rubia cabellera de Marilyn Monroe. Nadie recuerda el color del contorno de madera que enmarca los lienzos de Velázquez; si el marco que apresa las obras de Klimt o Dalí era hermoso o anodino. Está ahí, pero más por imposición que por necesidad.
Angy y Susana son el vestuario de gala de esta función. Verlas sobre el escenario es un placer.
Espontaneidad llevada a la maestría, es lo que básicamente representa este dueto armonioso. Susana Abaitua me ha sorprendido con una voz límpida de cantante purista, pero el verdadero deleite converge en su modo de interpretar, que es algo digno de las grandes divas del teatro. Susana confiere a cada registro un matiz épico. Sobrecogen también las cualidades vocales e interpretativas de la monja confidente Milagros (Erika Bleda), todo un portento de figura voluptuosa y voz rotunda. Dicharachera e ingeniosa, es el puente de conexión para las “zagalas” entre la vida espiritual y la mundana. En este recinto dedicado a consagrar valores cristianos surge la recién llegada al campamento, Bernarda (Alícia Orozco), una sor de beatitud inveterada (arraigada) y corazón juvenil. Representa uno de los ejes centrales de comicidad de la función, que cuenta en su reparto con el mismísimo Dios, personificado en la figura atildada (pulcra), bruñida y elegante de un trasunto de cantante a lo Frank Sinatra interpretado por Richard Collins Moore. La banda de Dios va poniendo banda sonora al discurso de las actrices; una gran banda, por cierto. Temas como “Si esto es fe” son acicates más que suficientes para que la emoción del espectador se transforme en un arroyo lumínico. Muy divertida la “repesca” en el recuerdo de “La Güisnis”, Whitney Houston en el dialecto de Sor Bernarda.
En definitiva, cumplirán las expectativas de los más implacables críticos el modo donoso en que Sílvia y Angy hacen de sus interpretaciones algo divertido y espectacular. Angy pidiendo un taxi, dándole al taxista las indicaciones pertinentes de dónde diantres se encuentra el campamento La Brújula, eso no tiene desperdicio....ORLANDO TÜNNERMANN

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