La nación marinera, fondeada entre los temporales de océano Atlántico, la Gran Bretaña, le ha quitado el género femenino a una de sus palabras más hermosas, “ship”, nave, traicionando así a quienes amaban su orgulloso respeto a las tradiciones que la distinguían del resto del mundo
Los marinos, aventureros o viajeros por los mares que ocupan gran parte del Globo consultan desde 1734 el periódico Lloyd's List, para saber de barcos, fletes, temporales, lances, tripulaciones y piratas del océano Indico.
Esta semana, Lloyd’s List ha dejado de usar el artículo “she”, ella, para referirse a las “ships”, o naves. Utilizará el neutro, “it”.
Es como si en español no dijéramos nunca más la nave, la mar, la proa, la popa, la estrella que orienta al barco.
Los 10.000 suscriptores del periódico en todo el mundo deberán estar indignados. Muchos lo siguen solo porque su papel les trae temporales y calmas chichas con olor a bodega y pintura de cubierta de una nave que conocieron.
El mejor novelista inglés del siglo XX, el noble polaco Józef Teodor Konrad Korzeniowski, se hizo marino e inglés solo porque leía el Lloyd’s List.
Las historias de barcos de Joseph Conrad quedarán en el mundo hasta que éste se extinga. Y Conrad no podría creerse que alguien se atreviera a quitarle algún día el femenino a sus “ships”.
En sus tiempos, y por menor motivo, Inglaterra mandaría la Marina a hacer una guerra.