Revista Opinión

La lluvia

Publicado el 17 abril 2018 por Carlosgu82

A veces hay sólo que llorar. Hoy es un día de estos. El conducto lagrimal parece Fontana di Trevi. El agua burbujea en grande estilo. Una gota después de la otra.

Papel higiénico a lado de la cama (porqué se agotó el clinex) y no me importa usarlo para secar las penas de mi nariz ya ligeramente irritada.
Algunos se escandalizarían porqué creen qué el papel higiénico no es bastante bueno para secarse la nariz. Sin embargo para limpiarse el culo sí. Nunca entendí ciertos conflictos interiores!

La expresión de la cara es cruda, triste, perdida y post-impresionista cómo en los retratos de Van Gogh. Hoy me identifico en La Berceuse. Y en el hombre viejo al duelo. Y en la Arlesiana (imágenes adjuntadas). Hoy soy ‘la Gioconda’ en modalidad ‘digitus impudicus’.

A veces llorar tiene una fuerza salvifica. Así cómo la lluvia limpia y despeja las calles, las lagrimas limpian a nosotros.
Puedo oler ahora la ciudad después de la lluvia. Huele un poco raro. Huele intenso. Huele a una mezcla de espaguetis recalentados después de 2 días y a calcetines sudados. Aún así me gusta la lluvia. Me gusta ese olor horroroso y incisivo.
Y me gusta llorar.

Libérense.  Lloren.


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