Cuenta la leyenda que en Nayarit – México, lugar donde se encuentra el conocido muelle de San Blas, hace 60 años, una mujer joven (de 17 años) vivía a la orilla del muelle y trabajaba en un restaurante para los marineros. Un día, llegó un marinero extranjero (de 20 años) que trabajaba en uno de los embarques de atún y salmón del muelle, quien se enamoró perdidamente de ella. Ambos vivieron un hermoso romance mientras él permanecía en San Blás, pero un día tuvo que zarpar hacia el norte, prometiendo a la chica volver pronto y casarse con ella.
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La jovencita entre lágrimas le juró en nombre del mar que lo esperaría (ya que era su primer amor) y lo amaba de verdad; desde ese día, acudía al muelle cada domingo para esperarlo, pero ningún barco trajo de vuelta a su amor. Fueron muchos años los que el muelle recibió a la mujer, a quien el tiempo, la nostalgia, el amor, la soledad y la desesperación, volvieron loca.
La Loca comenzó a llegar al muelle todos los días vestida de blanco y con un ramo de flores, si alguien le preguntaba la razón de su vestuario ella respondía: ” Mi amado llega mañana y entrará por el muelle, yo le prometí esperarlo, esperarlo con este vestido, así me reconocerá”.
Dicen que su casa estaba llena de fotos de aquel marinero desaparecido y aún conservaba parte de su vestimenta de novia, una Biblia, un rosario y todo lo que ocuparía para la boda que soñó junto aquel amor que la trastornó.
Nunca se supo si el marinero realmente la abandonó o murió en unos de los viajes que hacía en el mar. Nadie sabe si “La loca del Muelle de San Blas” tenía familia, amigos o alguna persona que se hiciera cargo de ella.
La mujer, llamada Rebeca Méndez, falleció en 2012, sus cenizas fueron depositadas en el muelle de San Blás.
El Grupo Maná escribió la canción “El Muelle de San Blas” en honor a esta triste historia.